Denuncian el ataque a una oveja junto a las casas de Buelles, en Peñamellera Baja

Entre movilizaciones y debates acerca de la protección del lobo, los ataques siguen sucediéndose para desesperación de los ganaderos. Una oveja propiedad de la familia de Nuria Gándara ha sido una de las últimas bajas registradas por un ataque atribuido al cánido la pasada semana. Sucedió en un barrio del pueblo de Buelles, en Peñamellera Baja. «Los tenemos pegados a las casas», denuncia Gándara, ya que el daño se produjo a unos metros de la vivienda donde residen. El balance fue de una oveja que «quedó destrozada», pero el cánido trató también de atacar a otra. «Tenía mucha lana y no pudo con los mordiscos», explica. Tras dar parte al guarda, cuenta con un informe que certifica que «fue un lobo».

Más allá de la pérdida, preocupa también el futuro de la ganadería y la propia seguridad de los vecinos. «En unos praos cerca hubo ataques hace unos años, pero tenerlo tan metido por las casas no. Aquí vive gente de continuo y hay niños», clama. En temporada de pastos, abunda, «las vacas ya no quieren» acudir a las zonas altas por miedo al cánido.

Gándara insiste además en que el lobo «se pasea desde Val de San Vicente a Santa María, porque todo está conectado». «No digo que maten a todos, pero sí que los controlen», pide. Ante la actual situación, esta joven de tradición familiar ganadera considera que su futuro no está en el sector. «Pretenden que tenga todos los derechos el lobo y los ganaderos cero», lamenta.