Pasión en Infiesto por el Vía Crucis

Tras las escenificaciones este Jueves Santo de la Última Cena, la oración y prendimiento en el huerto de los olivos y la comparecencia de Jesús ante el Sanedrín, el Vía Crucis viviente de Infiesto alcanzó en la tarde de este viernes su momento cumbre. Por las calles de la capital piloñesa, ambientadas esta Semana Santa como Jerusalén, se recrearon las catorce estaciones hasta la cruz, cada una de ellas con su correspondiente representación de los episodios de la Pasión. De ello se encargaron los 350 figurantes y actores que participaron en esta octava edición de la cita.

El Vía Crucis partió pasadas las seis de la tarde de la plaza Mayor. Allí Jesús fue condenado a muerte por Poncio Pilato. Encarnado por segundo año por Daniel Samalea, cargó a continuación con la cruz y al inicio de la avenida Covadonga, en la tercera estación, se produjo la primera de sus caídas. En su camino hacia el Calvario se encontró a continuación con su madre, María. En la plaza del Ayuntamiento fue recreado un pueblo judío a todo lujo de detalles, con tinajas llegadas incluso desde Jerez.

En la siguiente estación, en la misma plaza, un centurión romano obligó a Simón de Cirene, conocido como El Cirineo, a ayudar a Jesús con su cruz. Siguió la escena en la que Verónica limpia con compasión su rostro y la segunda caída. Ante las lamentaciones de un grupo de mujeres, él mismo las consuela en la octava estación, seguida de la tercera caída. Ya en la plaza del Ganáu, transformada en el monte Gólgota, Jesús fue despojado de sus vestiduras y clavado en la cruz. Ese momento fue seguido por gran emoción por el numeroso público, al igual que el posterior desenclavado de la cruz y la puesta en brazos de su madre.

El Vía Crucis viviente de Infiesto se celebra desde 2014 y en estos años ha experimentado un continuo crecimiento que lo ha consagrado como uno de los referentes a nivel internacional. De ello se encargan las 500 personas que lo hacen posible, desde actores a colaboradores.

A la representación se sumaron las celebraciones religiosas de la Pasión y el Santo Entierro, este último con la colaboración de Teresa Sierra. La Semana Santa piloñesa cuenta con el impulso tanto de la Cofradía del Vía Crucis Viviente como del Santo Cristo de la Misericordia, y los actos suponen un aliciente turístico para el concejo.

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