«Queremos unas retribuciones acordes al trabajo esencial que realizamos»
Humi Gutiérrez Delegada sindical de CC OO en la Mancomunidad de Llanes y Ribadedeva ·
«Hacemos un esfuerzo sobrehumano para que las malas condiciones no afecten al servicio de ayuda a domicilio, pero todo tiene un límite»L. RAMOS
LLANES.
Sábado, 30 de enero 2021, 01:21
A principios de 2019 se puso al frente de CCOO en el oriente, tras la repentina muerte de Rogelio Marotías, y le está tocando afrontar una de las peores crisis que se recuerdan. Sin embargo, Humi Gutiérrez (Noriega, Ribadedeva, 1983), ya estaba más que acostumbrada a luchar por defender su trabajo y el de sus veinte compañeros en la Mancomunidad de Llanes y Ribadedeva. La situación en la comarca, reconoce, es muy mala y el futuro no pinta mejor.
–Hace dos años que fue nombrada secretaria de CCOO del Oriente, ¿cuándo será el próximo congreso? ¿Volverá a presentarse?
–El congreso se realizará el próximo 24 de abril y sí, en principio contando con el apoyo del resto de compañeros y compañeras, la idea es presentarme para continuar con el proyecto iniciado.
–¿Cómo está afectando la crisis a los trabajadores del oriente?
–Desde marzo, los trabajadores que quedaron considerados como esenciales estuvieron sometidos a una sobrecarga de trabajo. El estrés de salir día a día a una calle que está desierta sumado al no saber si vas a cobrar o no a final de mes también hace mella en la salud. Y lo mismo sucede con los trabajadores que metieron al ERTE, ya que hay algunos que desde marzo aún no cobraron nada, por lo que su situación y la de sus familias viene siendo lamentable. Ahora se presentó un segundo ERTE que es peor que el primero, porque entonces el paro no lo perdías, pero al que vaya ahora, salvo excepciones, sí que se le descontará tiempo del paro. En este sentido, la tasa de desempleo en el oriente se incrementó notablemente, pues somos una comarca con unos empleos que dependen en su mayoría del sector servicios.
–¿Hay esperanza de que mejore la situación a corto plazo?
–No. Al sector servicios y a la hostelería les va a costar mucho salir del agujero, no son los más favorecidos. Además, no están recibiendo demasiado apoyo y no se están teniendo en cuenta ni los gastos a puerta cerrada ni los problemas de los trabajadores.
–Es trabajadora del servicio de ayuda a domicilio de la Mancomunidad de Llanes y Ribadedeva, ¿cómo fue este último año?
–Muy duro. Por la pandemia, pero también porque desde hace mucho tiempo sufrimos unas condiciones laborales totalmente inestables, ahora acrecentadas. Sufrimos unas cargas de estrés brutales que generan ansiedad, mal clima y desgana. Está siendo muy duro física y anímicamente.
–¿Provocó muchos cambios en los usuarios la crisis sanitaria?
–El número de personas aumentó considerablemente y tenemos lista de espera porque no damos abasto. Pero es que además tenemos situaciones de emergencia, como aquellos casos en los que la persona responsable de la atención a un dependiente da positivo o se tiene que aislar y debemos gestionar inmediatamente esa atención. También vemos cómo otros usuarios que realizaban sus desplazamientos sin problema ven disminuida su capacidad física para poder desenvolverse solos al estar tanto tiempo encerrados. Hay muchos problemas y no se está dando la atención adecuada al sector. Faltan recursos y nosotras llegamos adonde llegamos; hace tiempo que venimos reclamando una bolsa de empleo, porque la última está agotada.
–¿Cómo afecta todo esto a los trabajadores del servicio?
–Yo misma estoy de baja por una tendinitis y tengo compañeras que llevan año y pico con lesiones óseas, depresión, ansiedad, estrés... El 75% de la plantilla va cada día a trabajar con medicación, tirando por lo bajo. Si ya estábamos mal, lo que estamos viendo ahora es muy preocupante. La carga emocional muchas veces supera a la física. Tú tienes tu vida, tu familia, y cuando llegas a casa tienes más cosas de las que preocuparte; pero es que tus usuarios acaban siendo parte también de tu familia y te preocupas igual por ellos. Es decir, al final te cargas a un montón de familias a tus costillas. Cuando estamos en esta profesión y aguantamos tanto tiempo es porque es nuestra vida y es a lo que nos queremos dedicar, pero todo tiene un límite. Ponemos todo de nuestra parte y no llegamos a final de mes porque las condiciones salariales son vergonzosas.
–¿En qué situación les cogió el estallido de la pandemia?
–En diciembre hizo un año que tuvimos la primera movilización ante la negativa a convocar una mesa de negociación y en marzo íbamos a empezar con paros semanales, pero los suspendimos por responsabilidad.
–¿Y cómo están ahora?
–Conseguimos que en agosto se iniciase un periodo de negociación y llegamos al acuerdo en firme de un convenio laboral y de una nueva propuesta de tabla salarial. Sin embargo, sigue sin ser efectivo, pues pasó a ser informado por los técnicos de Intervención y Secretaría, quienes hicieron sus aportaciones, y a continuación se debería haber abierto otra mesa de negociación para abordar esos cambios, pero no se hizo.
–¿A quién culpan de esto?
–Consideramos que es una enorme falta de responsabilidad por parte del actual Pleno de la mancomunidad. No quiero dejar la responsabilidad solo al presidente o al equipo de gobierno de Llanes, pues hay dos ayuntamientos y la mayoría la tiene el PSOE, que todavía no se puso en contacto con nosotras para interesarse por nuestra situación o buscar una solución.
–Entonces, ¿dan la negociación por perdida?
–Entendemos que no existe voluntad política de solucionar el conflicto, así que debemos dar un paso al frente y reivindicar que somos un sector considerado esencial. Venimos desde marzo escuchando aplausos desde las ventanas, pero parece ser que para los responsables de la mancomunidad no merecemos un trato digno. Estamos cansadas de palmaditas en la espalda y de que todo el mundo entienda nuestra situación y crea que nuestras reivindicaciones son justas pero luego nadie levante la mano, nos apoye y saque adelante, con sentido común y valentía, una negociación que es fácil y se podría acordar rápido sin ningún problema.
Movilizaciones
–¿Qué piensan hacer ante esto?
–Este sindicato está valorando la presentación del conflicto colectivo en el Juzgado, aparte de las movilizaciones y concentraciones que se puedan seguir haciendo. Esto es un punto y aparte en nuestro plan de actuación, porque consideramos que la disposición que pusimos a la negociación no existió por ambas partes.
–¿Cuál es el problema concreto?
–Dentro de la mancomunidad se están aplicando cuatro convenios diferentes y cuatro retribuciones distintas para la misma categoría profesional. Hay diferencias de unos 400 euros. Además, la trabajadora social y el administrativo también son infravalorados, pues la remuneración que perciben por pertenecer a la mancomunidad y no a uno de los ayuntamientos es menor.
–¿Y qué es lo que piden?
–Queremos un trato justo, tener un empleo de calidad y unas retribuciones dignas, acordes con el trabajo esencial que realizamos. Las condiciones laborales del convenio de los ayuntamientos serían mucho más coherentes. Queremos que se apliquen los convenios colectivos existentes o negociar uno nuevo que agrupe las condiciones laborales de ambos ayuntamientos. Estabilizar nuestras plazas de trabajo en la relación de puestos de trabajo y, a la misma vez, que se fijen unas retribuciones lógicas y comunes.
–¿Es también esta una lucha feminista?
–Sí. Esta es una profesión mayormente feminizada, como pasa en general en el sector de los cuidados, y esto es un ejemplo más de la brecha salarial. Mi categoría es exactamente la misma que la de un peón de obra, pero las nóminas y los complementos no tienen nada que ver. Es un tema de género. Trabajamos con las personas más vulnerables, que deberían de ser a las que ambos ayuntamientos protegieran, pero si nosotras no estamos bien, es imposible. Estamos haciendo un esfuerzo sobrehumano para que las malas condiciones que sufrimos no afecten al servicio, pero todo tiene un límite y ya llevamos muchos años así. Lo que recibimos por parte del anterior equipo de gobierno fueron cinco despidos cuando más falta hacían esas trabajadoras. El servicio de ayuda a domicilio de la mancomunidad es la casa del todo vale, pero se acabó, no lo vamos a tolerar más.