Lágrimas en la hostelería asturiana por Rosita Morán
La muerte de quien fue el alma de Casa Morán, en Benia, se produce apenas dos semanas después de su nombramiento como Hija Predilecta de Onís
L. RAMOS / G. POMARADA
BENIA.
Sábado, 9 de octubre 2021, 01:09
El concejo de Onís y el mundo de la hostelería y la gastronomía asturiana están de luto. Ayer por la mañana se apagaba la viva llama que durante 87 años mantuvo al pie del cañón a la emblemática hostelera oniense Rosita Morán Barro. Quien fue el alma del restaurante Casa Morán, ubicado en pleno centro de Benia, fallecía en el hospital de Arriondas, donde permanecía ingresada desde hacía varios días. Y lo hacía apenas dos semanas después de ser nombrada Hija Predilecta de Onís en un acto en el que estuvo arropada por los numerosos amigos que cosechó durante su intensa vida.
Aquejada de problemas de salud que la mantenían alejada de sus queridos fogones desde la pasada primavera, ella misma bromeó con el hecho de que el homenaje tuviera que posponerse año y medio debido a la pandemia. «Por poco me lo tenéis que dar a título póstumo», apuntó con sorna, haciendo gala de su carácter indómito. Poco se imaginaban sus seres queridos que tales palabras serían premonitorias, tal y como ayer reconocían sus sobrinos. «No nos lo esperábamos, estamos destrozados», aseveraba Maite García. Y recalcaba lo feliz que le hizo poder disfrutar del homenaje de su pueblo en vida. «Le hizo muchísima ilusión, casi temo que estuviera aguantando por eso», apuntó, entre lágrimas. Y agradeció en nombre de toda la familia las incontables muestras de apoyo que desde que se conoció la fatal noticia están recibiendo.
Nacida el 20 de marzo de 1934 en Benia de Onís, Rosita era la menor de una familia de diez hermanos por cuyas venas ya corría la vocación de la hostelería. De hecho, sus abuelos Griselda y Manuel fundaron, ya en 1876, la primera Casa Morán en la localidad llanisca de Puente Nuevo. Una pasión, más que una profesión, que contagiaron a sus vástagos, quienes siguieron sus pasos haciendo que desde Llanes hasta Cangas de Onís fuese misión imposible no encontrarse con algún establecimiento de los Morán.
«Se va una extraordinaria mujer rural, trabajadora y gran amiga de los muchos comensales que pasaron por su restaurante»
La Casa Morán a la que Rosita puso alma y corazón la abrieron sus padres en Benia en 1933, si bien apenas unos años después el local fue quemado durante la Guerra Civil, algo que no desanimó a la familia. «Fuimos pioneros en dar comidas bajo un hórreo», recordaba la propia Rosita, quien con apenas quince años comenzó a familiarizarse con el funcionamiento de la cocina de la mano de su madre, María, tomando ella misma las riendas del negocio tras la muerte de esta, en 1967. De su magistral mano con los fogones, tras los que pasó más de siete décadas, dieron buena cuenta durante ese tiempo miles de clientes. Desde los más humildes hasta los más ilustres, nadie lograba resistirse a algunos de sus platos más célebres, como la fabada, el cordero y el arroz con leche.
El alcalde de Onís, el socialista José Manuel Abeledo, lamentaba ayer en nombre de todo el concejo la pérdida de «una extraordinaria mujer rural, trabajadora y gran amiga de los muchos comensales que pasaron por su restaurante». Y destacó cómo su negocio «puso al desconocido concejo de Onís en el mapa gastronómico y geográfico no solo de Asturias, sino también nacional e internacional». Rosita, recordó, había recibido antes del de Hija Predilecta de Onís otros muchos reconocimientos, como la Medalla al Mérito del Ministerio de Trabajo (2006), el diploma de honor de Hostelería de Asturias (2003) y el Premio Principado de Asturias de Turismo (1995).
El funeral tendrá lugar hoy, a la una de la tarde, en la iglesia de Benia de Onís y acto seguido recibirá sepultura en el cementerio parroquial.