La subasta tradicional se afianza en la rula de Lastres con la meta de ser diaria y atraer a mayoristas

Catorce meses después de ser recuperada, la subasta tradicional de la rula de Lastres se consolida y busca nuevas metas. La puja a viva voz había desaparecido en agosto de 2017, dejando paso a una venta administrativa que no terminaba de convencer. Por ello, la Cofradía de Pescadores Santa María de Sábada impulsó tras dos años de parón una vuelta a los orígenes motivada entonces por tres factores: la inquietud que desde tiempo atrás rondaba en la propia entidad, el mal tiempo de aquel noviembre, que impidió que los barcos se desplazasen a los grandes puertos que concentran las ventas; y un empujón dado en el momento justo por el patrón del 'Nuevo Bosco'.

Actualmente, en la rula se subasta dos días por semana -lunes y miércoles- y la intención es que llegue a extenderse a los cinco días laborables «a no muy largo» plazo, explica el secretario de la Cofradía, Carlos Manso. Entre los objetivos figura además el seguir captando compradores, especialmente algún mayorista que asegure la salida del pescado. Debido a la pandemia y a las consiguientes restricciones impuestas, «las pescaderías y restaurantes están con mucha incertidumbre y eso está dificultando», indica Manso. Que la subasta tradicional siga creciendo, recuerda, depende de «pescadores, de la Cofradía y de los compradores». «Somos optimistas, pero también conscientes de que no va a ser de un día para otro», asume.

Una de las dificultades reside en la variación de precios que el pescado llega a alcanzar en las distintas rulas asturianas. Como ejemplo, Manso cita los diez euros de diferencia del salmonete entre Avilés y el Oriente. «Los compradores y los marineros saben cómo está el mercado y aquí no está adquiriendo el valor de Avilés, los precios son muy dispares y nos falta por captar algún pescador más», explica.

Desde el comienzo de la iniciativa, el horizonte hacia el cual se encaminan en Lastres es el de «evitar que nuestros barcos tengan que ir a otras lonjas a vender». Ello a la par repercute en ingresos para la Cofradía e incluso supone un aliciente a nivel turístico. «Queremos seguir manteniendo la esencia de una subasta tradicional, en la que se ve y se huele el pescado», afirma Manso.

La tradición también se adapta a los tiempos, pues la rula ha incorporado un sistema de subasta automatizada, financiado con cargo a una subvención. Esa herramienta, de la empresa gallega Saec Data, está ya presente en rulas como las de «Gijón, Llanes, Luarca o Cudillero» y permite realizar las ventas de forma «cómoda y ágil», explica.

Según los datos de Pesca, a lo largo de 2020 la Cofradía Santa María de Sábada facturó 1.666.608 euros, un 34% menos que en el ejercicio anterior. El volumen de capturas se situó por su parte en 1.137.737 kilos, un 4,4% menos. No obstante, la xarda llegó incluso a repuntar, con incrementos de más de 200.000 kilos, lo que situó el total en 939.457. Consiguieron además mantener el precio medio de 0,90 euros por kilo.

El llastrín es de hecho uno de los principales puertos de la campaña de esa especie. De cara a la de 2021, los pescadores aguardan por el dragado de la entrada al puerto, donde llevan meses denunciando el riesgo de varamiento de las embarcaciones. Por el momento, han conseguido el compromiso del Principado de que la actuación estará lista antes del inicio de temporada de xarda. Pendiente está también la reforma prevista para la sede de la Cofradía.