Las voces blancas que cantaron para el Papa y la Familia Real

La de Covadonga no era sólo la única escolanía de Asturias, sino una de las pocas que resistía en todo el país. Con su cierre se pone fin a una larga trayectoria repleta de éxitos y momentos memorables, como los conciertos ante el Papa Juan Pablo II y la Familia Real en sus visitas al santuario. Para el recuerdo queda también que en 1977 el entonces Príncipe Felipe fue nombrado en Covadonga escolano de honor y recibió por ello una túnica como las empleadas por el resto de niños.

Acostumbrados a actuar ante cientos de personas, los pequeños cantores que a lo largo de los últimos 78 años han ido pasando por Covadonga no solo encontraron en ese enclave privilegiado de Asturias que aúna como ningún otro naturaleza, historia y espiritualidad un escenario musical, sino una «escuela de vida» e incluso una familia.

La formación musical era el eje de su día a día, pero también la adquisición de valores, el ocio y alguna que otra «trastada» propia de la edad, como los propios responsables de la Escolanía explicaban el pasado mayo en este periódico. A diario, los alumnos acudían a clase a los centros educativos públicos de Cangas de Onís y a su regreso al santuario continuaban las clases, centradas en instrumentos, solfeo y canto. También disponían de un profesor de refuerzo que les ayudaba a realizar las tareas de clase. Durante los fines de semana, la formación musical de los jóvenes se reforzaba con profesores externos, algunos de ellos antiguos escolanos. Sábados y domingos eran además el momento de reencontrarse con las familias, así como de las grandes actuaciones tanto dentro como fuera de Covadonga. Sus voces blancas enmudecen ahora para siempre.