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Los Picos, a 4.000 metros de altitud

Diez globos aerostáticos cruzan el Parque Nacional a través del Macizo Central, una hazaña que hacía treinta años que no se realizaba

EUGENIA GARCÍA

Benia.

Jueves, 20 de febrero 2020, 01:53

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El globo despega -«mente en blanco, paz total»- y Benia se aleja. Sube despacio, sube algo más rápido cuando le dan gas, y a los mil metros, a la espalda, surge el mar. Gana altitud, llega a los 2.000 metros, y desde su cesta pueden señalar el Enol y el Ercina. Los Lagos de Covadonga, vistos en plano cenital, engañan y casi parecen estar al mismo nivel. Y, de pronto, aparece en panorámica el Macizo Central, con el inconfundible Urriellu al frente. A los 4.000 metros, comienza -de verdad- la aventura. Diez globos aerostáticos sobrevolaron ayer el primer parque nacional de España en la primera travesía de este tipo celebrada en treinta años. Diez globos que se toparon con la «impresionante» Garganta del Cares, se elevaron por encima del Naranjo de Bulnes y atravesaron el macizo dejando a la derecha los Cabrones. Al otro lado, León y el pantano de Riaño. Ochenta kilómetros y tres horas de vistas conmovedoras después, el aterrizaje a cinco kilómetros de Herrera de Pisuerga.

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La experiencia que vivieron cerca de cuarenta personas, en su mayoría pilotos aerostáticos, fue el inmejorable culmen a seis meses de arduo trabajo para recrear una excursión aérea que se repitió entre las décadas de los ochenta y noventa. Para recuperarla, los promotores tuvieron que coordinarse con la Consejería de Turismo, la Agencia Estatal de Seguridad Aérea y Parques Nacionales. «Queríamos pasar 500 metros por encima de las cumbres, a unos 3.200 de altitud -Torrecerredo, la más alta, tiene 2.650-, pero no conseguimos que autorizasen el sobrevuelo a bajo altura», indicó Jorge Iglesias, de Volar en Asturias. Fue el único 'pero' a una «travesía de lujo» a 4.130 metros sobre el nivel del mar.

Los días previos requirieron el análisis exhaustivo de las direcciones e intensidades de vientos en altura, así como la cobertura de nubes, «porque necesitas velocidad para cruzar y una cobertura de nubes escasa para aprovechar las vistas, así como una buena dirección para que el cruce sea de calidad». El mayor reto para un piloto, señala Iglesias, «es el consumo de combustible, ya que atravesar una superficie inhóspita sin acceso a vehículos rodados requiere administrarlo bien para no perder autonomía y ascender rápido».

«Es fantástico reconocer canales, montes y picos y, allá arriba, recordar amigos con los que sudaste la camiseta»

Uno de los privilegiados pasajeros fue Luis Manuel Flórez, 'Floro', expresidente de Proyecto Hombre y avezado montañero desde los años 70, quien vivió el viaje como una emotiva «síntesis de muchos años enamorado de los Picos». «Es fantástico ver el conjunto de los macizos, reconocer canales, montes y picos, algunos a los que sigues queriendo ir, y recordar amigos con los que sudaste la camiseta allí arriba». Si todo va bien, el año que viene la travesía, que busca promocionar Asturias, se repetirá. No se descarta comercializarla.

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