La misma población que en 1960, pero con la mitad de niños y más del triple de viejos
Los asturianos por encima de los 65 años son hoy el 27% del total , mientras en 1960 apenas superaban el 7,7%. Los menores son hoy menos de la mitad que entonces
O. VILLA
GIJÓN.
Lunes, 13 de junio 2022, 01:45
Son numerosas las voces que en los últimos años se han alzado para aclarar que el problema demográfico de Asturias es más cualitativo que cuantitativo, tanto desde la Universidad de Oviedo en diversas jornadas como hasta el mismo comisionado para el reto demográfico, Jaime Izquierdo, que recientemente anotó en el programa La Lupa, de ELCOMERCIO.es, que el problema es el desequilibrio en la pirámide demográfica. Izquierdo subrayó que prefiere «una Asturias con 900.000 habitantes y una demografía equilibrada que con 1.100.000 sin ella». Y es que no es que la región se encamine a ser la más envejecida de España y de Europa. Es que ya lo es, con una media de edad que frisa ya los 50 años y una gran cantidad. Por eso, conviene aclarar que no es lo mismo iniciar 2023 con 995.000 habitantes, aproximadamente, que tener un censo oficial en 1960 de 994.670 vecinos en la región.
Las diferencias son muchas. En apenas diez años, Asturias había pasado entonces de los 895.804 habitantes de 1950 a los 994.670 de 1960, y aún ganaría otros 57.378 en los diez años siguientes y se plantaría, en el censo de 1981, en los 1.129.556 e incluso alcanzaría su máximo de población en 1985, con 1.153.794.
¿Qué ocurría? La realidad, como siempre ocurre, es poliédrica. Por una parte, minería y siderurgia atrajeron población a Asturias, fundamentalmente de la franja entre León y Badajoz, pero también de Galicia. Ahora se habla de que la solución para recuperar una estructura demográfica sana sería fomentar la inmigración, tanto interior como exterior, pero, como explica el sociólogo Jacobo Blanco, «aunque el número de habitantes será a uno de enero próximo más o menos el mismo que en 1960, entonces había un equilibrio demográfico que hoy no existe, y era porque Asturias estaba en el momento de máxima producción minera y estaba naciendo la gran empresa siderúrgica...»
Bien dice Blanco. Subidos a la ola de la minería, las dos cabeza de comarca de las cuencas centrales estaban en efervescencia. Langreo sumaba 66.323 vecinos y movía mucho, muchísimo dinero. En Mieres pasaba lo mismo y aún tenía más habitantes, 71.092, que son tantos como los que suman hoy ambos municipios.
La mina y el metal. Atractivos que generaron un flujo de inmigración hacia Asturias y, dentro de la región, una intensa concentración de población en el centro de la región. En 1960, Oviedo apenas superaba los 124.000 habitantes y Gijón, los 122.000. En una década la capital de la costa verde duplicó muy ampliamente esa población al calor de la siderurgia, mientras que Oviedo también creció, algo menos, centrándose en los servicios. Y mientras tanto comenzaba también el éxodo del campo.
En ese mismo año, tanto Tineo como Cangas del Narcea rondaban los 21.000 habitantes, tantos como la suma actual de los dos principales concejos del Suroccidente. Y pasaba lo mismo en el resto de la zona rural asturiana. Solo tres concejos tenían menos de 1.000 habitantes (Santo Adriano, que hoy no llega a 300, tenía 955; Pesoz, que cuenta hoy 139 vecinos tenía 950 y el concejo hoy por hoy menos poblado, Yernes y Tameza, con 131 habitantes, también lo era entonces, pero con nada menos que 569. Y mucho más jóvenes que ahora. Esa es la clave. Asturias comenzará 2023, en números redondos, con la misma población que registraba su censo de 1960. Unos 995.000 habitantes (994.670 eran los censados al inicio de los sesenta). Pero el problema es que ahí se acaban las similitudes.
El triple de ancianos
La gran diferencia, el gran problema, radica en que el relevo generacional no está garantizado en la Asturias de 2021. Por el desplome de la natalidad, «y por la fuga de las mujeres en edad reproductiva», añade Blanco. Y el efecto es que si de los 995.000 asturianos de 1960 nada menos que 339.175 se situaban entre los 0 y los 19 años, hoy solo son 146.653. Menos de la mitad.
En cuanto al rango de edad que tradicionalmente se equipara con la actividad laboral (entre los 20 y los 64 años), puede que para sorpresa de alguno hay hoy más asturianos en esa franja (596.300) que en 1960 (569.378). Bien es verdad que en aquel momento se trabajaba incluso antes de la mayoría de edad, mientras que hoy el acceso al empleo es cada vez más tardío.
Y la gran diferencia se sitúa por encima de la edad clásica de jubilación. Mayores de 65 años hay hoy en la región 268.839. Casi el 27% de los asturianos, mientras que hace ahora 62 años eran apenas 76.505 y no llegaban a suponer el 8% del total.
Son, las actuales, cifras de una población demográficamente enferma. El sociólogo del Servicio Asturiano de Empleo Jorge Cabo anota que «no hay que dramatizar tanto el perder población como que se deje de ser viable demográfica o económicamente». Y pone un par de ejemplos: «China perdió población en los últimos años, pero cambió su economía y ahora es una potencia. Se reparte lo mismo entre menos. Pasa igual en Navarra, que con una extensión territorial similar a Asturias tiene 650.000 habitantes, pero con una estructura demográfica y económica mucho mejor que la nuestra. No debemos ser fetichistas del millón de habitantes, sino de ser un polo de atracción de actividad».