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Asturias estrena el AVE: 501 pasajeros a 305 kilómetros por hora
El primer tren a Madrid bate récords de pasajeros y velocidad pero llega 24 minutos tarde | Los usuarios elogian la comodidad, pero creen que el viaje debería durar menos
Había caras de sueño, de ilusión, de sorpresa, asientos vacíos que se iban a ir ocupando poco a poco. Asturias vive un nuevo comienzo en su relación ferroviaria. A las 6.02 desde la estación provisional de Sanz Crespo inició su recorrido el servicio 04060 de Renfe, un Gijón-Madrid que, por primera vez, lleva pintado en su lateral el anagrama de AVE. El punto final del viaje marcaba alcanzar Chamartín a las 9.38 horas. Una previsión que quedó a medio gas, pues llegó a Madrid a las 10 en punto y con un retraso de 24 minutos respecto a lo que se esperaba. Por otro lado, el primer AVE hacia Asturias llegó a Gijón a las 10.45, con once minutos de retraso.
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La marca comercial que desde 1992 ha venido asociada a la modernidad, confort, en la que se han volcado ilusiones de progreso, luce en un tren nuevo. Le ha tocado en suerte a la unidad 106-065. Cada día habrá dos frecuencias de este modelo para ir y volver a Madrid, y otras dos de Alvia. El AVE ha hecho nido en Asturias, signifique eso lo que signifique.
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«Es un día histórico», declara Mariano Santiso, representante institucional de Renfe en Asturias al que le avale el peso de la historia. Estuvo entre los promotores de la plataforma pro Variante de Pajares, allá en los años 80. «Siempre digo que el retraso que tuvo el proyecto nos ha permitido disponer ahora de túneles más modernos de los que estaban previstos, capaces de ir a 250 kilómetros por hora», contextualiza. El gran hito, desde ese punto de vista, fue el 29 de noviembre, con el estreno de la variante que acortó en cerca de una hora el tiempo de viaje entre Asturias y los destinos al otro lado de la cordillera. Se han vendido ya medio millón de billetes para entrar o salir de la región en tren desde entonces. Lo de ahora, contar con un tren nuevo, permite arañar unos minutos más al cronómetro pero, sobre todo, ampliar la oferta, con 507 asientos frente a los 299 del Alvia.
«Esto es un hito, como la apertura de la rampa de Pajares lo fue en su día», manifiesta Xosé Estrada, devoto del ferrocarril. Compró billete para ir en el primer tren que estrenó la variante y hoy repite operación. En el coche confort va Juan Carlos Torres, el ex de Duro Felguera, con negocios que cada semana le obligan a desplazarse a la capital; dice que esto de salir a las 6.00 de Gijón es «un horario duro», pero conveniente: «Ahora podremos aprovechar toda la mañana en Madrid». La presión conjunta del empresariado asturiano y el Principado forzó que ese tren madrugador, el primero de la mañana, adelante su salida a las 6.00 para alcanzar Chamartín a las 9.38; hasta ayer el primero de la mañana era un Alvia que dejaba Gijón a las 6.28 para terminar en Madrid a las 10.15 El avance es notorio, pero el expresidente de la empresa asturiana es de los que también pone luces largas y un pero: «Se avanza, pero esto aún debería durar una hora menos, como en el resto de España».
Confort y densificación
A Guadalupe Xandri le encantó. Anda esta argentina de turismo por la península, sin ganas de hablar de política. «Es bien cómodo y rápido. Donde vivo, en la Patagonia, no tenemos esto, son todo trenes viejos, lentos y llenos», relataba. Estamos en un nuevo comienzo, y cada uno lo lee en base a lo que conoce. Juan José del Campo, por ejemplo, torcía el gesto; es consultor de corrosión en proyectos fotovoltaicos y analizaba con mirada de ingeniero: «Confirmo que ya puedes poner el tren más moderno, que entre Gijón y Lena la infraestructura es penosa y lo convierte en una coctelera. El diseño del AVE se basa en densificar el tren, meter más viajeros en el mismo volumen y, así, pierdes confort».
Enrique Herrera es abogado con despacho en Madrid y asiento en clase turista; tenía juicio a las 11.45 en Gijón y confió en el AVE. «Se trabaja bien cómodo, aunque el asiento, pasadas las horas, se hace algo duro. He tenido que ir en AVE a otros sitios y me parecieron más mullidos y el tren, menos ruidoso», comparaba.
Concha Coba se presenta como hija y nieta de ferroviarios, y algo nostálgica. La clase turista está dispuesta con filas de tres asientos a un lado y dos al otro, como en los aviones. «Me agobia un poco. No es como ir en Ryanair pero sí en Iberia Express», describe. «Lo que más me falta es sitio en la cafetería».
El diseño del coche 6 fue estratégico en las conversaciones entre Talgo y Renfe. En vez de la barra donde uno es atendido por los camareros, se ha ido a un formato de autoservicio, en el que el único profesional de la estancia está para informar y cobrar. Las colas fueron habituales en los trenes de ayer. En Renfe hay debate interno sobre la conveniencia de mantener el espacio dedicado a una pantalla informativa y un dispensador de vasos o ganar holgura por ahí.
Se confía en que con el tiempo los usuarios se percaten de las dos máquinas de bebidas y picoteo repartidas por el tren; también en que gane éxito la opción de servicio en la plaza. El desayuno de ayer, diseñado por el chef Ramón Freixá –con dos estrellas Michelin y tres soles–, consistió en una suculenta tortilla de patatas con espinacas, lomo ahumado a la miel y mostaza y tomates cherry.
El contenido de las pantallas individuales está llamado a enriquecerse. Ayer tenían cargadas seis películas, y vacíos los apartados para música y libros. Hubo consenso en la amplitud de los baños y se estrenaron con alta ocupación los coches silenciosos, donde no pueden entrar niños, grupos y se prohibe hablar por el móvil.
Quedan cuestiones por afinar para ofrecer las máximas prestaciones, pero en Renfe ya toman nota de ello. Saben que en Asturias ya tienen tren para mejorar, lucir y competir.