El Principado activa el plan de emergencia ante el riesgo de «colapso de los servicios esenciales»

El Gobierno regional activó ayer a las 12.16 horas el Plan de Actuación de Protección Civi (Platerpa). Se ha hecho en su fase de emergencia y en situación 1. Lo que se dice de este escenario en el protocolo es que adopta ante «emergencias que por su naturaleza, gravedad y/o extensión del riesgo originan daños sobre población, bienes o medio ambiente, exigiendo la adopción de medidas especiales de protección, para cuyo control se requiere el concurso de medios y recursos asignados al plan».

El nombre o el hecho mismo de la declaración puede sonar más grandilocuente de lo que persigue, que, en síntesis, es que se pueda contar la capacidad para realizar contrataciones y refuerzos en los servicios esenciales de forma temporal y sin tener que seguir los cauces habituales. Esto se hace porque ante la incremento exponencial de contagios por la covid en la región existe un riesgo real de colapso en los servicios esenciales.

De hecho, lo primero que se ha hecho según se ha activado el Platearpa ha sido reforzar dos unidades básicas: el 112 y el parque de Bomberos. «En ambos casos, ante posibles bajas y cuarentenas por contagios de Covid-19, el objetivo pasa por poder garantizar una respuesta adecuada de los servicios esenciales», se apunta desde el Principado.

El SEPA contrató a nueve personas, una más por turno, para la del 112. Se ha tomado esa decisión según se explicó en una nota de prensa, «ante el incremento de llamadas y con el objetivo de asegurar el funcionamiento del servicio». A pesar del refuerzo, hay una parte que sigue cayendo del lado de la población, la aplicación del sentido común para hacer uso de este servicio. Se apunta desde el SEPA, y siempre referido a los casos covid, que «para contribuir al correcto funcionamiento de la sala del 112, solo se llame a emergencias si se presenta algún síntoma de la enfermedad».

En el caso de Bomberos, «se reforzarán los parques para asegurar los servicios mínimos de al menos tres bomberos por parque y turno».

La decisión, que es competencia de la Consejería de Presidencia a cuyo frente está Rita Camblor, viene respalda por unos datos que no dan tregua. Si en las últimas semanas Asturias pareció instalare por encima del millas de positivos diarios, ayer se dio un salto más, y los contagios ya están por encima de los 2.000. El mismo consejero de Salud, Pablo Fernández Muñiz, reconoció el miércoles la «tendencia alcista» de los casos, pero también presumía de que la región ya no está en el cuarto lugar «sino por debajo de la media española». Esto básicamente no es, como parece obvio, porque los datos hayan ido a la baja sino porque en otras regiones se ha ido subiendo mucho más rápido en la última jornada. Si esa es la cruz, la cara, tomado eso con mucha cautela, es que la mitad de los c contagios son de variante ómicron y no se están convirtiendo en cuadros graves. Aunque la presión hospitalaria ha crecido levemente en las últimas jornadas, prácticamente ninguno de los que ingresan en la UCI tienen esa variante.

No obstante, en el corto plazo el Principado ha buscado dotarse a través de la activación de este Plan de las herramientas necesarias para poder hacerse frente. No se había hecho en olas epidémicas anteriores porque no se había producido un desbordamiento de los servicios esenciales en la misma magnitud con la que está sucediendo en las últimos días.

El hecho de que el Plan de Actuación de Protección Civil se haya activado en la situación 1 no responde a que existan distintos niveles de gravedad sino que las situaciones atienden a casuísticas diferentes. Por ejemplo, hace 20 días se activó en la situación 0 por el riego de argayos. Específicamente se hizo a la vista del deslizamiento de ladera de Pampiedra, y «ante la posible evolución desfavorable» de este derrumbamiento u otros que afecten a las redes viarias asturianas. Lo que sí tienen en común los 4 niveles (de situación 0 a 3) es que en todos ellos la emergencia ya se ha desencadenado.

Además, la previsión en el corto plazo no parece más halagüeña, con un fin de semana de fin de año en el que uno de los temores de Salud es que se produzca una explosión aún mayor en los casos. Precisamente una de las formas de las que se quiere reducir el colapso de los servicios es que, ante los casos asintomáticos, ya no sea necesaria una PCR negativa al pasar siete días sino que puede concluir el aislamiento por decisión propia.

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