«No queríamos llegar a esto, pero la situación es dramática»

Dos hosteleros de Gijón, pertenecientes a la plataforma Hostelería Con Conciencia (HCC), iniciaron ayer al mediodía un encierro en la iglesia de San José «como medida de presión» y para reivindicar unas «ayudas que no llegan y que no son suficientes».

David Tejerina y Tono Permuy llegaron a las doce, acompañados de varios compañeros de la plataforma hostelera, y tras una despedida emotiva, se instalaron en las dependencias de la parroquia gijonesa para comenzar un confinamiento cuyo fin no tiene fecha determinada. «Es una medida de presión. A nadie le gusta estar encerrado, fuera de su familia, de su entorno y de sus comodidades, pero nos vemos abocados a emprender acciones de este tipo para alertar de la situación dramática que estamos viviendo», comentó Permuy, hostelero que regenta el negocio Toma 3.

«Somos negocios viables pero el Estado mira para otros lado, no da ayudas directas como en otros países europeos», añadió.

Para Tejerina, que recientemente se encadenó en las instalaciones de EdP, en la plaza de la Fábrica del Gas, en protesta por «los abusos de las eléctricas», la implicación de las tres administraciones es esencial para encontrar una solución adecuada. «Hablamos de exoneración de pagos, y suministros de las eléctricas; mucha gente gana dinero mientras otros vamos a la ruina. Las autoridades tienen que 'mojarse'». Este hostelero, que está al frente de la Sidrería Canteli, recordó que «este problema no es solo de la hostelería, es una cadena y va a ir mucha gente detrás de nosotros porque esto afecta a todos los sectores. Que nadie se quede tranquilo en casa, todos perdemos».

«Muy nervioso» antes de comenzar el encierro, Tejerina se refirió a las ayudas «que no difieren del borrador de hace un mes, que son solo para cinco meses y que no superan los 600 euros, cuando los gastos pasan de los 1.500 y no sirve de nada ya que nos van a estar abriendo y cerrando cuando toque según los datos sanitarios del momento». Exigimos que haya una implicación mayor y unas ayudas reales».

A la puerta del templo, les aguardaba el párroco de San José, Fernando Llenín, que recibió a los «nuevos huéspedes» y a la comitiva de apoyo, todos ellos hosteleros de HCC. «La Iglesia tiene que estar abierta y apoyar en las situaciones que son necesarias, y esta es dramática y complicada», aseguró el sacerdote, destinado hace tres años a esta parroquia, procedente de la diócesis de Oviedo.

A los dos hosteleros se les ha cedido un espacio en el coro y se les han habilitado unas dependencias para dormir y comer. «Les ayudaremos en lo que haga falta porque nuestro papel es apoyar a los sectores que lo necesitan y la hostelería lo está pasa do muy mal en estos momentos», puntualizó Llenín que aseguró que no importa el tiempo que necesiten para estar en el templo, «me dijeron que no interferirían en nuestros menesteres y nuestras puertas están abiertas siempre para quien nos lo pida».

Los dos protagonistas de ayer reconocieron que «lo más duro será que no hay luz natural y no estar en contacto con tu gente, pero pelamos por un sector y defendemos nuestros derechos». Porque para ellos, «hay muchas razones para encierro, como mantener viva la llama de la esperanza y darla a quien no la tiene».

Por su parte, Félix Marcos, portavoz de Hostelería Con Conciencia, declaró acerca de la posibilidad de apoyar el recurso que la patronal Otea ha presentado para denunciar el cierre de la hostelería, como ha ocurrido en el País Vasco, que «no somos juristas, sino chigreros y queremos actuar con la máxima cautela».