Un raposo en busca de merienda en Somiedo
Roberto y Vanessa dan de comer al animal que se les acercó en una de sus marchas en Somiedo: «Lo seguiré haciendo siempre. Cuando vea un animal que necesite comida se la pienso dar»
Ocurrió el pasado domingo en Somiedo. Una pareja de avilesinos, Roberto y Vanessa, hacían un descanso, en plena jornada de monte, en un bonito paraje de Somiedo. Eran las seis de la tarde. Ella empezó a grabar el lugar y él se dio cuenta de que se les acercaba un raposo sin ningún tipo de precaución. Entonces le hizo una indicación para que girase el móvil y lo grabase. Lo siguiente no lo olvidarán nunca. El zorro va directo hacia Roberto, con ánimo de olisquearlo, él le pasa la mano por encima de su nariz, que parece buscar 'algo' interesante. Luego se gira hacia Vanessa y se repite la escena, solo que a ella se da un pequeño mordisco, de esos que dan las mascotas marcando la piel pero sin apretar. Ella se asusta y el animal se separa unos metros y se tumba, como haría el perro que acompaña a un montañero. Solo que es un zorro, un animal salvaje que ellos entienden que está buscando comida. Así que se disponen a dársela. Vanessa va a su mochila, el raposo intuye que habrá pitanza y cuando ella la abre por arriba ya está metiendo la cabeza para tirar del contenido. Hay un forcejeo y el zorro se lleva el gato al agua, en este caso un bocata de jamón y un cuchillo que van envueltos en una bolsa de papel. Se lo lleva en sus fauces a la carrera, pasa entre unas vacas y, según muestra el vídeo, parece merendar a sus anchas, o acaso comer un poco y guardar el resto. El vídeo acaba ahí, pero lo cierto es que el raposo quiso más. Y volvió. Y Roberto, que parece un hombre de corazón blando con los animales, le entregó voluntariamente su bocadillo, esta vez de queso, para satisfacción del bicho.
El vídeo compartido en redes sociales por este avilesino ha tenido honda repercusión, con más de 200.000 visitas y cientos de veces compartido. En los comentarios algunos han pedido a Roberto que no detalle el lugar o que no alimente a animales salvajes. Él sabe que no está bien. Así se lo comenta a EL COMERCIO. Pero a renglón seguido, confiesa: «Lo seguiré haciendo siempre. Cuando vea un animal que necesite comida se la pienso dar. No puedo dejarlo así». Y eso aunque él mismo y su pareja se queden sin merienda, una circunstancia que para ambos pasó a un segundo plano. Lo primero era el raposo de Somiedo, que el pasado domingo cazó una merienda de primera sin despeinarse.
