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Hoy el Boletín Oficial del Principado de Asturias (BOPA) cesa a tres de los once consejeros que componen el Gobierno de Asturias que preside ... Adrián Barbón, y el Boletín Oficial del Estado (BOE) refleja la firma del ministro Óscar Puente en una orden que nombra como presidenta de la Autoridad Portuaria de Gijón a quien, en realidad, no eligió él. Son dos detalles de un día en el que se empieza a oficializar una serie de cambios anunciados y que tienen su propia liturgia. Por partes.
Lo sustancial es que a los boletines llega el cese de Nieves Roqueñí como consejera de Transición Ecológica, el de Belarmina Díaz como directora general de Energía y Minería y el de Laureano Lourido como presidente del puerto de Gijón. Junto a los despidos se publica el nombramiento de Roqueñí como presidenta de El Musel y el de Díaz como su sucesora en la consejería. Una concesión a CIU provocó en 2011 un cambio en la Ley de Puertos según la cual es el gobierno autonómico de turno el competente para apartar y nombrar al presidente de los puertos estatales en su territorio. El viernes pasado, en el Consejo de Gobierno del Principado celebrado en Illas se dispuso el cese de Lourido y el nombramiento de Roqueñí como presidenta del puerto; para dar ese paso la aludida debió de ausentarse de ese punto del debate.
Estas decisiones no fueron comunicadas a la prensa en la relación de acuerdos adoptados. Quedaron 'congelados' para dar tiempo a que el consejero de Fomento, Alejandro Calvo, trasladara la decisión al Ministerio de Transportes y que hiciera su parte, esto es, que diera forma a la orden ministerial que confirma el nombramiento de Roqueñí y el cese de Lourido. La idea era sincronizar en los dos boletines a la vez estos movimientos, cosa que se ha logrado. Esta semana de margen y bambalinas ha provocado que la consejera que se sabía fuera tuviera que ir a la Junta General y a conferencias sectoriales defendiendo medidas que en realidad ejecutará su sucesora, mientras que Lourido tuvo que ver cómo uno de los contratos que trataba de licitar era echado atrás y en el último día en el cargo, el 7 de febrero, licitaba cuatro contratos por más de un millón de euros de valor estimado conjunto. El texto que pone a Roqueñí al frente del puerto de Gijón recuerda que la ley faculta a designar presidentes de autoridades portuarias «entre personas de reconocida competencia profesional e idoneidad». El que cesa a su predecesor lo hace aplicando la fórmula habitual de agradecerle «los servicios prestados».
Más detalles. Hace una semana también en aquel consejo de gobierno de Illas la consejera Roqueñí firmó el cese como directora general de la persona que la sucederá, Belarmina Díaz. La medida quedó sin publicar hasta hoy y, por tanto, sin surtir los efectos jurídicos, pero despejó el camino a Barbón. El presidente firmó ayer jueves una serie de decretos entre los que está nombrar a Díaz como nueva consejera. Aunque el boletín lo hace oficial hoy, la nueva titular no tomará posesión del cargo hasta mañana por la tarde. Esa demora obedece a que el consejero Ovidio Zapico, que debe asistir al acto y participar de la foto del nuevo Ejecutivo, tiene un viaje a Madrid que le impedía estar presente antes.
Así las cosas los cambios han llegado al BOE y al BOPA, pero esta mañana aún está previsto que sea Roqueñí quien acuda al Consejo de Gobierno para despedirse, mientras que su sucesora no participará del cónclave hasta la semana que viene.
El presidente Barbón ya había anunciado que aprovecharía la ocasión para reajustar la denominación de tres consejerías. Transición Ecológica, Industria y Desarrollo Económico pierde esta última denominación y en su lugar será de Transición Ecológica, Industria y Comercio; Fomento, Cooperación Local y Prevención de Incendios muta a Movilidad, Cooperación Local y Gestión de Emergencias. Por su parte Hacienda, Justicia y Fondos Europeos modifica ese último apellido para llevar el más amplio de «Asuntos Europeos». El presidente ha defendido estas variaciones en aras de clarificar mejor las funciones. Lo cierto es que los decretos publicados subrayan que, más allá del nombre, no se altera ninguna de las competencias que hasta ahora llevaban.
Eso sí, el cambio de nombre ha implicado que a su vez el presidente haya tenido que cesar a Alejandro Calvo y Guillermo Peláez como titulares de las consejerías ahora extintas (agradeciéndoles los servicios prestados) para nombrarlos responsables de las de nueva. Esa medida acarrea también que deban tomar posesión mañana, y que a sus respectivos gabinetes se los deba cesar y nombrar de nuevo.
Toda una liturgia y cambios en cadena para un reajuste mínimo en el Ejecutivo asturiano.
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