El acusado de intentar matar a su exnovia en Lugones acepta nueve años de prisión

«Pido perdón por lo que hice, me siento terriblemente avergonzado». El hombre procesado por intentar asesinar a su expareja de quince cuchilladas en su bar de Lugones en febrero de 2019 reconoció ayer, ante el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Oviedo, los hechos y se declaró arrepentido. El Ministerio Fiscal le pedía quince años de prisión, una pena que ha quedado rebajada a nueve años al admitir los hechos.

Un acuerdo alcanzado, también, después de que la Fiscalía retirase la agravante de parentesco y aplicase el atenuante de confesión. Sin embargo, mantuvo la agravante de desprecio de género, que se produce cuando hay una posesión o dominio sobre la mujer. «Pensamos que la condena es justa; este tipo de actos no pueden quedar impunes», valoró ayer Ernesto Tuñón, abogado de la acusación particular.

Lo que sí se celebró ayer fue una vista oral únicamente a efectos de determinar la responsabilidad civil, tras rechazar el procesado la petición de indemnizar con 328.000 euros a la víctima, como pedía la acusación particular. Al respecto, comparecieron dos peritos que aseguraron que el rasgo postraumático que sufre a día de hoy la víctima es «moderado», y que «podría realizar el trabajo que estaba haciendo» antes de que ocurriese el suceso. Si bien, el Ministerio Fiscal, que le reclama 115.000 euros, insistió en que la víctima le quedan importantes secuelas físicas y psicológicas.

La Fiscalía, en su escrito de acusación, recogió que los hechos ocurrieron el febrero de 2019. El procesado y la víctima habían iniciado en mayo de 2018 una relación de amistad, que posteriormente tomó un cariz íntimo, sin llegar a la convivencia. Esto, en principio, fue aceptado por el hombre, que confiaba en conseguir doblegar la voluntad de su pareja, razón por la que adquirió un bar en Lugones y le cedió los derechos de explotación.

Pasado el tiempo, el procesado «comenzó a mostrar una actitud obsesiva y controladora», hacia su compañera, a la que, según el escrito de Fiscalía, «insultaba y le decía expresiones tales como 'si no eres para mí, no eres para nadie'», «unos celos exagerados» que mostraba ante los clientes del bar.

Ante esta situación, la víctima tomó la decisión de poner fin a la relación en la Navidad de 2018. El procesado, siempre según la versión de Fiscalía, respetó su decisión, pero a finales de enero de 2019 «comenzó a enviarle mensajes, instándole a retomar su relación».

Tras una noche de copas en compañía de unos amigos en la que ella decidió ignorar los insultos y desdenes de su expareja, a la mañana siguiente la víctima volvió a abrir el local. A las once de la mañana, «él entró sin previo aviso e iniciaron una discusión. En un momento dado, accedió al almacén y cogió un cuchillo y se lo clavó por la espalda». Hasta quince veces, según recoge la acusación: «Se salvó gracias a la rápida intervención de los servicios sanitarios».

El día de la agresión, H. Z. había llamado a un cerrajero para que cambiara la cerradura del pub. Había concertado una cita con un especialista durante la mañana, en el tiempo que iba a estar en el bar para atender al repartidor de bebidas. Cuando ambos entraron, ella estaba intentando repeler el ataque «sobre un charco de sangre», dijo en ese momento el repartidor.