El acusado robar en un piso de Lugones simulando ser policía admite que vendió «unas joyas»

Esposado y escoltado por dos agentes de la Policía Nacional. Así llegó ayer por la mañana al Juzgado de lo Penal número 2 el acusado de haberse apropiado de las joyas y dinero en una vivienda de una familia de Lugones en noviembre de 2016 simulando ser un agente de Policía. A su lado en el banquillo se sentó su hermana, quien trabajó como empleada de la limpieza en el domicilio donde se produjo el hurto y que está acusada de ser cómplice. A pesar de que ambos se declararon inocentes, la Fiscalía mantuvo para el hombre dos penas que suman dos años y once meses de prisión, y para ella, cinco meses y quince días de cárcel.

Durante su declaración, la acusada aseguró no tener ningún tipo de relación con su hermano desde hace más de 20 años, después de que « robase a su cuñado». «La última vez que le vi fue en el entierro de nuestra madre hace seis años».

Una versión que corroboró el aludido, que se encuentra cumpliendo 150 días de condena por el quebrantamiento de una medida cautelar. «Estuve muy enganchado a las drogas y tuve problemas» indicó. En relación al hurto de las joyas, aseguró que era «imposible» que fuesen las de la familia lugonense, a pesar de que reconoció haber vendido «unas» en un local de Monforte de Lemos, en Lugo, y que posteriormente se demostrase que se trataba de las mismas que faltaban en la vivienda.

La víctima, por su parte, detalló que en el mes de agosto de ese año despidió a la empleada del hogar después de sospechar que le sustraía dinero. Y que fue en el mes de noviembre cuando dos personas acudieron a su casa y le solicitaron su ingreso tras hacerse pasar por inspectores. «Me enseñaron una placa y pensé que era auténtica, entonces les dejé entrar». Una vez en el interior los dos hombres le preguntaron si tenía dinero y si podían verlo. «Les dije que sí y se lo enseñé de la caja fuerte porque pensé que estaba hablando con la Policía», relató. En ese punto, la víctima recordó que cuando le instalaron la caja de seguridad estaba presente la acusada. «Luego nos pidieron que nos fuésemos a otra habitación y fue cuando se marcharon con el dinero y las joyas; no les volvimos a ver», sentenció. Un día más tarde reconocería a través de una fotografía a uno de los autores de los hechos, que se encontraba ayer en la sala. Al otro nunca se le pudo localizar.

La vista oral se vio interrumpida por la falta de un testigo policial. A su regreso y tras escuchar todos los testimonios, el Ministerio Fiscal decidió mantener las penas que había solicitado inicialmente para los dos acusados. El juicio quedó visto para sentencia.