Siete años del crimen de Ardines: ni un perdón ni un euro de indemnización
Los cuatro condenados por el asesinato del concejal llanisco se han declarado insolventes para no hacer frente a los 400.000 euros
Se cumplen hoy siete años del crimen del concejal llanisco Javier Ardines. Siete años desde el día en el que apareció asfixiado y con ... fuertes golpes en la cabeza en mitad de un camino junto a su casa, en Pría. A pocos metros su furgoneta permanecía con el motor arrancado junto a una hilera de vallas de obra que le habían colocado para que tuviera que bajarse del vehículo a retirarlas. Le habían tendido una emboscada para matarle.
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A la conmoción inicial por el asesinato del edil de Izquierda Unida, muy conocido en el oriente asturiano, se sumó la perplejidad de saber que se trataba de un crimen por encargo cuando la Guardia Civil, tras una compleja investigación que se prolongó durante seis meses, detenía como autor intelectual del crimen a Pedro Nieva (marido de una prima de su mujer, con quien la víctima tenía una relación), a su amigo Jesús Muguruza como mediador, y a dos ciudadanos argelinos –Djillali Benatia y Maamar Kelii–, que actuaron como sicarios a cambio de 35.000 euros. El asesinato fue ordenado después de que Nieva descubriese que su esposa y Ardines mantenían una relación íntima. Los tres estaban comiendo juntos en un restaurante de Llanes y Pedro Nieva dejó su móvil grabando encima de la mesa y se ausentó para ir al baño. Confirmó sus sospechas con el contenido de la conversación entre los dos amantes y durante meses ideó un plan que acabaría por llevar a cabo.
Condenas firmes
Ahora, siete años después, con condenas firmes de entre 20 y 22 años de cárcel para los cuatro detenidos por el delito de asesinato y con la obligación de hacer frente a un pago solidario de 400.000 euros en concepto de responsabilidad civil, la esposa y los dos hijos de la víctima no han recibido ni un solo euro de esa indemnización. Los cuatro se han declarado insolventes.
Ni siquiera ha hecho frente del pago Pedro Nieva, quien hasta poco antes de ser arrestado hacía alarde de sus propiedades, entre las que se encontraba el chalé de Amorebieta (Vizcaya) en el que vivía con su mujer y sus dos hijos; el chalé de Pría que tenía a escasos cien metros de la casa de Ardines, coches, motos o la empresa de mantenimiento eléctrico que regentaba desde hacía años. Nada de ello está a su nombre.
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El inductor del crimen sigue casado con su mujer, Katia. Lo visita con frecuencia en la cárcel de Basauri, en Vizcaya. Ya en el juicio, celebrado en la Audiencia Provincial de Asturias, testificó a favor de su marido y negó que fuese un celoso patológico. Sin embargo, en las conversaciones entre ambos que se aportaron a la investigación salió a relucir que Pedro tenía celos hasta del perro de su mujer y que nada más saber que habían matado a su amante, ella le envió un mensaje a su marido diciéndole: «Pedro, ¿qué has hecho?».
Uno de sus hijos acude con frecuencia a la casa de Llanes, para pesar del entorno de la víctima, incapaces de comprender por qué mantienen la vivienda a pocos metros de la casa de la viuda y justo al lado de donde hace siete años mataron a Javier.
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Estudios en la Uned
Según señalan fuentes penitenciarias, Pedro Nieva ejerce su profesión electricista en prisión, la misma por la que fue acusado por montar invernaderos de marihuana a gran escala en otro procedimiento penal por el que fue detenido. Además, habría iniciado estudios de Empresas por la Universidad a Distancia (Uned).
Los otros tres condenados, Jesús Muguruza, Djillali Benatia y Maamar Kelii, permanecen también en centros penitenciarios del País Vasco. Ninguno de los cuatro condenados ha disfrutado aún de permisos. Tampoco ninguno de los cuatro ha pedido perdón a la familia de Javier Ardines. Porque en ningún momento desde hace siete años han reconocido haber acabado con su vida.
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