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Distintas generaciones, de paseo por el Muro de San Lorenzo, en Gijón. ARNALDO GARCÍA
Sanidad en Asturias

El sistema de salud se enfrenta al «impacto» de los 328.000 asturianos del 'baby boom'

Una de cada tres personas tendrán más de 65 años en 2035 y el sector de la sanidad y los cuidados advierte de que «no habrá personal suficiente para atenderlos»

Lunes, 9 de octubre 2023, 00:25

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La generación del 'baby boom' asoma ya por la puerta del sistema sociosanitario y las alarmas se están disparando. En menos de quince años, la sanidad y el sector de los cuidados deberán asumir las necesidades de atención de los 328.810 asturianos nacidos bajo el desarrollismo español, que dio lugar a las tasas de natalidad más altas de la historia del país. «La situación es preocupante y el escenario que se nos presenta, muy complicado», coinciden los profesionales que ahora prestan estos servicios.

Se considera 'baby boomers' a la cohorte demográfica de los que han nacido entre finales de los años 50 y mediados de los 70, un período de elevada natalidad que, por las penuras que trajo consigo la postguerra, llegó más tarde a España que al resto del mundo occidental. Según apunta Daniel Herrera, investigador del Observatorio del Territorio dentro del departamento de Geografía, esta generación representa el 32,7% de la población asturiana, mientras los menores de 15 años suponen sólo el 10%.

Los datos hablan por sí solos y nos dicen que «la pirámide demográfica sigue su evolución, por tanto, resulta inevitable que ese ensanchamiento que ahora tenemos en la parte central vaya ascendiendo hacia edades más avanzadas. Nosotros, cuando trabajamos en el Plan Demográfico, ya advertimos de que esto iba a ocurrir». La estructura demográfica, prosigue Herrera, «es como un tren, que ni acelera ni frena de golpe, sino que mantiene una inercia». Y, ante ese tren que se acerca, «deberían adoptarse cambios económicos, sociales y culturales».

El ensanchamiento del que habla Daniel Herrera está formado por los asturianos que tienen ahora entre 45 y 65 años. Este grupo de población, el más voluminoso de la estructura demográfica asturiana, empezarán a sobrecargar las prestaciones ligadas al envejecimiento en menos de quince años. La dinámica «es difícil de cambiar» a estas alturas, aseguran los expertos. Aun así, «se deberían estar adoptando medidas» de cara a evitar males mayores: «Preparémonos; adaptemos el sistema para que el impacto sea lo menor posible».

Si se cumple la proyección demográfica que hace el sociólogo Jacobo Blanco en un estudio sobre futuras demandas sociosanitarias, en 2035 uno de cada tres asturianos tendrá más de 65 años, dato que pasa a ser del 50% si se pone la lupa en las principales ciudades del área central. Un panorama que supone todo un desafío para quienes deben tomar las medidas necesarias para que servicios públicos tan esenciales como la sanidad o el cuidado de personas mayores y dependientes no llegue a colapsar. Y más si se tiene en cuenta que Asturias es, ya de por sí, la comunidad autónoma más envejecida de España.

A ese estudio sociológico se remite Antonio Corripio, que lleva 27 años dedicándose a la prestación de servicios sociosanitarios -a domicilio, en residencias y en centros de día-, para asegurar que «tenemos por delante un período duro». Ya no sólo por la gran presión asistencial que, con toda seguridad, ejercerán los 'baby boomers' a la vuelta de unos años, sino por el hecho de que, «llegado el momento, nos vamos a encontrar con que no hay quien nos atienda, y eso va a ser durísimo de gestionar».

Corripio avisa de que «ahora no nos estamos dando cuenta», pero «tenemos por delante un problema serio, al que hay que poner solución desde ya, porque, si no, la situación acabará siendo insostenible». Se refiere a la escasez de profesionales que presenta el sector de los cuidados. Son pocos y, además, no encuentran relevo generacional, en buena medida por las características demográficas y sociales de Asturias. «Estamos hablando de cuidar a personas. Quienes las atienden deben tener una cualificación para ello, y esa formación no se adquiere de hoy para mañana», señala.

Del informe sociológico que toma como referencia el sector de los cuidados se desprende que, en 2035, la región debería contar con 12.000 profesionales más para poder atender las necesidades que se avecinan. «Si ahora ya hay problemas, imagínate cuando aterrice en el sistema la generación del 'baby boom'», incide Antonio Corripio, que, aun reconociendo «la importante labor que viene desarrollando la Consejería de Derechos Sociales en los últimos cuatro años para tratar de dignificar el sector», echa en falta medidas «de calado».

En términos muy similares se expresa el secretario general del Sindicato Médico Profesional de Asturias (Simpa), José Antonio Vidal, que también alerta sobre la falta de personal en el ámbito sanitario. «Es que el problema no sólo radica en la presión asistencial que nos viene encima» con «el aterrizaje» de la generación del 'baby boom' en el sistema público de salud; «lo tremendo es que no hay facultativos suficientes para atenderlos», subraya.

Doble problema

Así que «la Administración tiene dos problemas que resolver: el envejecimiento del grueso de la población y, a su vez, el envejecimiento de las plantillas del servicio de salud». Y «ojo con eso», remarca Vidal, porque una pirámide demográfica como la asturiana, enjuta en niños y jóvenes, «no ofrece relevo generacional a esos profesionales» que ya actualmente ya no dan abasto. «Se va a producir una hipertensión del sistema», pronostica el secretario general del Simpa, organización sindical que representa a buena parte de los médicos que ejercen en la región.

«Es un círculo vicioso y la situación se está poniendo muy fea», entiende José Antonio Vidal, que también aboga por reformas de carácter más estructural. «Aquí el problema es el cortoplacismo; los políticos trabajan pensando sólo en sus cuatro años de mandato y muchas veces se dedican a lo que luce, en lugar de a lo que realmente es más conveniente a nivel social y sanitario», lamenta. «Bueno, y también se hace mucha utilización demagógica de la sanidad», apostilla Vidal, con la misma contundencia.

A día de hoy, el sistema sanitario asturiano se enfrenta a una reforma que, la consejera de Salud, Concepción Saavedra, dice abordar pensando a largo plazo. Se habla de «fortalecer» y «modernizar» la sanidad pública ante unas circunstancias y necesidades que no son, para nada, las que inspiraron su actual organización, hace cuarenta años. Se parte de una situación complicada en Atención Primaria» -algunos profesionales la consideran «crítica»- y de unas listas de espera que no dejan de crecer: 25.038 pacientes están pendientes de una cirugía, 104.813 de su primera consulta con el especialista y 40.833 de una prueba diagnóstica.

«La presión asistencial es cada vez mayor y yo creo que la situación está yendo a peor», comenta el secretario general del Simpa. «De seguir así, cuando llegue el aluvión del baby boom, el sistema va a colapsar», sentencia, convencido de que los hábitos «no siempre saludables» de la generación del desarrollismo pasarán factura. «Estamos hablando de una generación que se crió cuando estaba bien visto fumar y beber, y yo creo que eso acabará notándose en la salud futura de los asturianos», explica.

La región ya se sitúa en la parte alta de las estadísticas en determinados tipos de cáncer, en patologías cardiovasculares, en artrosis o en problemas de salud mental. Cabe preguntarse, «con urgencia», si el sistema será capaz de soportar las exigencias asistenciales del sinfín de enfermedades crónicas -presentes y futuras-que lleva consigo el envejecimiento. «Por no hablar de la tendencia actual a medicalizar la vida diaria. La gente busca en el médico la solución a todos los problemas. Y esa solución no siempre está en las consultas», precisa José Antonio Vidal.

El Gobierno del Principado dice «ser muy consciente» de la «proyección demográfica» de la región y de cuál es su situación en términos de salud. «El aumento de la esperanza de vida en Asturias y de las enfermedades crónicas no es algo nuevo para el sistema sanitario. Pero sí son procesos que nos obligan a estar más preparados, dimensionando bien nuestros recursos y, sobre todo, fomentando la autonomía de la ciudadanía para conseguir que una generación de personas vele por su salud y aumente su capacidad de autocuidado para mejorar su calidad de vida y la de su entorno más cercano», expone Concepción Saavedra.

Recursos dimensionados

A este respecto, la máxima responsable de la sanidad pública asturiana recuerda que, cada cinco años, se hace una encuesta para testar la salud de los asturianos. En este momento, se está elaborando la correspondiente a 2022. «El sistema de salud acompaña a los ciudadanos a lo largo de todas las etapas de la vida por lo que el análisis poblacional es fundamental, desde los cribados neonatales o las primeras vacunas hasta el dimensionamiento de los recursos geriátricos», apunta la consejera de Salud, que se ha propuesto modificar en esta legislatura el mapa sanitario de Asturias, que determina la distribución geográfica de los recursos humanos y materiales de la sanidad pública.

Saavedra asegura que «ya estamos haciendo un esfuerzo importante» para acomodar el sistema sanitario a las nuevas circunstancias sociales y, en la medida de lo posible, adelantarse a las necesidades futuras de la cohorte demográfica con más población del Principado. Entre las acciones que destaca la consejera de Salud figuran el fomento de la telemedicina; la introducción de nuevas tecnologías; un plan sociosanitario con estrategias de atención a la enfermedad crónicas; la creación de circuitos de alta resolución para pacientes con sospecha de cáncer; la implantación de nuevos cribados; o la puesta en marcha de iniciativas encaminadas a la promoción de la vida saludable y la autonomía en el cuidado.

En cuanto al envejecimiento de la plantilla del servicio de salud, la Consejería pone en valor sus campañas de captación de profesionales, el incremento de las plazas MIR, la mejora de las condiciones laborales del personal o el hecho de que el 75% de los médicos y pediatras de Atención Primaria que están en edad de jubilación hayan decidido seguir vinculados al sistema, frente al 25% de otras comunidades. «Nos llevamos preparando desde hace tiempo», afirma Concepción Saavedra ante las incertidumbres generadas, con un optimismo que, a día de hoy, no comparten los profesionales.

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