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Rosa de Arquer, psicóloga, y Manuel Basteiro, orientador, en la sede de la entidad en Oviedo. ÁLEX PIÑA

El Teléfono de la Esperanza atiende 330 llamadas al año por riesgo de suicidio en Asturias

La atención es inmediata y va desde orientaciones especializadas hasta la derivación a profesionales o la activación de ayuda a través del 112

María Agra

Gijón

Domingo, 9 de julio 2023, 01:33

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Casi todos los días, una persona llama al Teléfono de la Esperanza pensando en quitarse la vida. La falta de una estructura familiar sólida, los problemas en el trabajo o la carga mental que conlleva el desarrollo de una determinada actividad, entre otros, provocaron el año pasado un sufrimiento extremo a 330 personas que, llevadas por la desesperación, sintieron la necesidad de agarrarse a un clavo ardiendo y acudieron a la entidad para pedir ayuda. Para encontrar un sentido a la vida y permanecer en ella. O, simplemente, para ser escuchados. Porque saber que hay alguien ahí, al otro lado, es muchas veces el aliento necesario para no desistir. Para hacer frente a este tipo de situaciones, de crisis extrema, el Teléfono de la Esperanza dispone de un equipo de 98 voluntarios, formado por 70 mujeres y 28 hombres, que cuenta con una formación especializada y una cualidad fundamental: estabilidad emocional y personal. «La atención se realiza mediante la escucha activa, centrándose en la persona que acude a nosotros. Es importante conseguir que se sienta comprendida y escuchada para ayudarle a comprender cómo le está afectando su problema y de qué recursos dispone para afrontarlo», explican desde la entidad.

Pero no queda ahí. Tras una primera intervención telefónica que consiguió frenar el impulso de acabar con todo, esas 330 personas fueron derivadas a recursos de atención sanitaria y, en los casos más críticos, hubo 26 personas «sin recursos y en situación de riesgo» que recibieron atención personalizada a través de terapia individual y grupal en las sedes de Gijón y Oviedo. Si bien es cierto que el número de suicidios pasa por un descenso continuado en la región, pasando de 146 en 2018 a los 131 registrados en 2021, según la información facilitada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), sigue todavía por encima de la media nacional. Para hacerse una idea, cada dos semanas hay una persona que decide terminar con su vida en Asturias.

Sin embargo, la realidad no se reduce sólo a eso y el abanico de problemáticas que presentan quienes acuden buscando ayuda al Teléfono de la Esperanza es mucho más amplio. De las 8.988 llamadas que atendieron el año pasado, el 40% fueron por «crisis personales». Eso significa que alrededor de 3.600 personas necesitaron ser escuchadas en algún momento para paliar el malestar que estaban sintiendo, ocasionado normalmente por «problemas relacionales o sociales», como pueden una discusión con una pareja, un amigo o un familiar, la dificultad de cumplir las expectativas vitales o, incluso, la carga psicológica de una situación complicada que se dilata en el tiempo, que puede ir desde el cuidado de una persona dependiente hasta el desgaste ocasionado por un procedimiento judicial de larga duración. «Es una constante», indican desde la entidad.

Y es que, frente a lo que pueda parecer, ya que «mucha gente cree que es un recurso que se utiliza solamente en situaciones de crisis extremas», el grueso de personas que acuden al Teléfono de la Esperanza lo hace «por el agobio de una situación personal que no tiene fácil solución y no tanto por una crisis extrema o por estar pensando en el suicidio». De hecho, de un tiempo a esta parte, cada vez son más las personas que necesitan expresar sus emociones, o simplemente hablar, para apaciguar la sensación de soledad o los episodios de ansiedad y depresión, que ya suponen un 36% de los casos atendidos.

En menor proporción, aunque no por ello despiertan menos angustia en quien los padece, están los conflictos que «no son psicológicos, sino que están ligados a la capacidad económica de la persona». Se trata de gente que no llega a fin de mes y no puede pagar la luz o el gas, o de usuarios que necesitan gestionar, por ejemplo, una ayuda a la dependencia y no saben cómo hacerlo. Sólo ese tipo de problemáticas representan casi un 15% de las llamadas.

Para hacer frente a todos los quebraderos de cabeza que llegan a sus oídos, el Teléfono de la Esperanza no descansa, ya que tampoco lo hacen los problemas psicológicos, y ofrece un servicio continuado durante las 24 horas del día los 365 días al año. Sólo así es posible atender a las 25 personas que, cada día, buscan refugio en ellos. Son en su mayoría mujeres, aunque los hombres efectúan tres de cada diez llamadas, normalmente entre los 38 y 62 años, que presentan un nivel socioeconómico medio-bajo al que se añaden dos factores que agravan su sensación de desamparo: casi la mitad son personas que están solteras o viven solas.

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