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El avilesino Antonio Álvarez, de 74 años, trabajador siderúrgico jubilado, lleva peleando con el colesterol desde la pandemia. Pero la suya no ha sido ... una pelea trivial, como la que mantiene una buena parte de la población asturiana. Porque, en su caso, esta sustancia tan parecida a la grasa adquiere niveles extraordinarios sin que la farmacología convencional surta ningún efecto. Tanto que, en alguna ocasión, llegó a registrar valores de 600 mg/dl, el triple de lo que se entiende como normal. Una anomalía rara que se conoce como hipercolesterolemia familiar homozigota y que presenta en uno o dos pacientes por cada millón de habitantes.
Pues bien, los profesionales del HUCA ha decidido darle a Antonio una nueva respuesta terapéutica, similar a la diálisis, convirtiéndose en uno de los doce hospitales españoles que han recurrido a este procedimiento, denominado técnicamente como LDL-aféresis. Tras sólo cuatro sesiones, han conseguido que su colesterol se reduzca a la mitad. No obstante, este no es un tratamiento curativo y, por tanto, deberá someterse de por vida a la eliminación selectiva y periódica de las lipoproteínas de baja densidad que se le acumulan en la sangre, poniendo en riesgo su salud renal y cardiovascular.
La LDL-aféresis se realiza en la Unidad de Diálisis del HUCA y consiste precisamente en eso, en extraer el colesterol que sobra directamente de la sangre. Se hace mediante una cánula colocada en uno de los brazos y un sistema de filtración externo, que retira selectivamente las lipoproteínas que están resultando nocivas. La sangre 'limpia' se reinfunde a través de una segunda cánula situada en el otro brazo del paciente.
«Es muy llevadero», aseguraba esta mañana Antonio Álvarez, en la presentación de un procedimiento que a él le hace sentirse «mucho menos fatigado». Si ahora forma parte de la cartera de servicios del HUCA es gracias a la implicación de los servicios de Endocrinología y Nutrición, Nefrología, Cardiología, Neurología y Bioquímica, que trabajan de forma multidisciplinar en la Unidad de Lípidos del Hospital Universitario Central de Asturias. «Yo soy cazador y empezó a costarme andar por el monte. Y enseguida vi que no era porque las cuestas fuesen más pronunciadas, sino por mi», explicaba con humor Antonio Álvarez, trasplantado renal y con antecedentes de angina de pecho.
De presentar esta nuevo tratamiento frente a las hipercolesterolemias severas. se encargaron Edelmiro Menéndez, jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición; Ceferino Martínez, médico endocrino; Emilio Sánchez, director del Área Clínica de Nefrología; y Minerva Rodríguez, jefa de sección de Nefrología en el área de enfermedad renal crónica avanzada. «La verdad es que se encuentra mucho mejor», confirmaba Rosa Díaz, mujer del primer y único paciente asturiano -de momento- que se beneficia de este avance médico.
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