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Desde la izquierda, Benjamín Fernández, Adonina Tardón, Rocío Fernández y Eduardo Iglesias, los cuatro investigadores del estudio.
Solo la mitad de los niños asturianos de entre 8 y 11 años sigue una dieta mediterránea

Solo la mitad de los niños asturianos de entre 8 y 11 años sigue una dieta mediterránea

Un estudio de la Universidad de Oviedo constata que los niños asturianos de esta franja de edad que siguen este régimen alimentario realizan más actividad física

EL Comercio

Gijón

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Jueves, 1 de julio 2021, 13:55

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Solo un 50% de los niños asturianos de entre 8 y 11 años sigue una dieta mediterránea, el considerado mejor régimen alimentario y cuyo seguimiento es aconsejable para los niños por la variedad de alimentos saludables que les presenta. Así lo ha constatado una investigación liderada por la Universidad de Oviedo, el Instituto de Oncología de Asturias y el Instituto de Investigación Sanitaria del Prinicipado, que también ha concluido que el seguimiento de esta dieta está relacionado con la realización de una mayor actividad física por parte de niños asturianos de esta franja de edad. Esa es la razón por la que promover esta dieta puede ser una vía para reducir la elevada prevalencia del sobrepeso y la obesidad en Asturias, que en este grupo de edad afecta a 3 de cada 10 niños.

En la realización del estudio los investigadores contactaron con 309 escolares de centros educativos de las tres áreas asturianas y procedentes tanto de zonas rurales como urbanas. Los resultados revelaron que el 54% de ellos tienen una adherencia óptima al modelo de dieta mediterránea y el número de horas de actividad física extraescolar que realizan es superior al de quienes siguen otros hábitos alimetnarios. Esto hace concluir a los investigadores que ambos hábitos van de la mano y se potencian mutuamente. Sin embargo, no se ha encontrado ninguna vinculación directa entre el nivel de adherencia a la dieta y la prevalencia del sobrepeso u obesidad.

El estudio es fruto de la colaboración de los grupos Intervenciones Traslacionales para la Salud (de la Universidad de Oviedo y el ISPA) y Epidemiología Ambiental y Molecular del Cáncer (de la Universidad de Oviedo, el IUOPA y el ISPA). Surgió con el objetivo de analizar el grado de adherencia al modelo de alimentación mediterránea que presentan los escolares asturianos, así como su relación con otras variables de estilo de vida, como la actividad física, las horas de sueño y la asistencia al comedor escolar; así como el índice de masa corporal, y otros factores sociodemográficos, como la formación académica de los familiares encargados de su cuidado.

La investigación estudió también el consumo de algunos grupos de alimentos en concreto. Se observó, por una parte, que aquellos escolares con una mayor frecuencia de actividad física extraescolar mostraban un mayor consumo de algunos de ellos, como fruta o cereales. Además, la asistencia al comedor escolar se asoció con un mayor consumo de fruta y de pescado.

La catedrática de la Universidad de Oviedo Adonina Tardón, una de las autoras del estudio, recuerda que la dieta mediterránea constituye un modelo tradicional de alimentación basado en un elevado consumo de alimentos de origen vegetal como frutas, verduras, legumbres, cereales y frutos secos, un consumo moderado de pescado y productos lácteos, un consumo limitado de carne roja, así como en el uso de aceite de oliva como principal fuente de grasas, evitando los alimentos ultra procesados ricos en azúcares y grasas saturadas. «Este patrón dietético se caracteriza por ser uno de los que mayor evidencia científica presentan en cuanto a sus efectos beneficiosos para la salud. Una alta adherencia a la dieta mediterránea se asocia con una reducción del riesgo de enfermedades como la diabetes, sobrepeso y obesidad, enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas o cáncer, entre otras», comenta la investigadora.

A pesar de sus reconocidos beneficios, los investigadores afirman que en los últimos años la adherencia a este modelo de alimentación se ha reducido en la infancia y adolescencia y ha sido desplazado por otros modelos dietéticos menos saludables caracterizados por un alto consumo de carne roja, así como de alimentos con baja densidad nutricional o ricos en azúcares añadidos. «Este cambio en los hábitos dietéticos es especialmente relevante teniendo en cuenta que la infancia es una etapa clave en la adquisición de hábitos de vida saludables, que perdurarán durante la edad adulta», destaca el profesor de la Universidad de Oviedo Eduardo Iglesias, otro de los autores del trabajo Los resultados del estudio fueron presentados en la revista 'Nutrients'.

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