La Universidad retira honores y símbolos franquistas de sus edificios
Algunos se mantendrán por cuestiones arquitectónicas, pero un texto indicará que se trata de simbología de la dictadura
Franco ya no podrá ser rector honorario de la Universidad de Oviedo. En realidad no lo fue nunca, porque no llegó a aceptar el cargo. Pero el 19 de junio de 1939 el Claustro de la Universidad de Oviedo había propusto dicho nombramiento. Este viernes, 83 años después, el mismo órgano de la institución académica asturiana, aprobó retirar dicha propuesta. Fue una de las medidas presentadas por la Comisión para la Memoria Histórica, que ha elaborado un informe con los símbolos que aún mantiene la institución y que deberán ser retirados.
Así, se retirará la lápida de homenaje al que fuera rector de la Universidad, Sabino González Gendín, y que hace alusión a la «promoción de estudiantes soldados». Y la misma suerte correrá el Monumento a los Caídos ubicado junto al rectorado, con la lista de fallecidos del bando vencedor.
Por contra, se ha optado por mantener otros elementos, por su valor arquitectónico o la dificultad para retirarlos. Eso sí: serán debidamente señalizados. Se mantendrá en su actual ubicación el escudo conn simbología de la dictadura franquista situado en el Paraninfo, «por concurrir en este caso razones de conveniencia artísticas y arquitectónicas». Por el mismo motivo, se ha decidido mantener las vidrieras situadas en el Rectorado y en la Biblioteca Histórica y Rectorado.
Finalmente, y en este caso «por razones arquitectónicas», se mantendrá en su actual ubicación la inscripción latina 'Pectora qvae manterne alvi se extollere mvuros saevetia horrenda ne penitus rverer MCMXXXVI-MCMXXXVI' ('Los cofres de los que me he limpiado para levantar el salvajismo horrendo para no ser completamente destruido 1936-1936'), que está labrada en piedra en el patio del claustro alto.
En estos casos, en los de los elementos que se mantienen, se ha decidido colocar un texto que señala la presencia de simbología de la dictadura y su conservación en aplicación del artículo 15.2 de la Ley 52/2007 de 26 de diciembre (Ley de Memoria Histórica) por concurrir razones artísticas o arquitectónicas.
«La han tomado con nosotros, conmigo en particular»
No hay reunión oficial, ni comparecencia pública del rector, en el que alguien no comente la polémica de Minas. El Claustro de ayer no fue una excepción. Fue el exrector, Santiago García Granda, quien sacó el tema, lamentando el «conflicto de consecuencias impredecibles y las dificultades para la institución y su imagen». Granda aseguró que «nunca antes se habían tomado decisiones que afectaran a un centro sin contar con el acuerdo de dicho centro, que es lo que está ocurriendo con la Escuela de Minas». También habló del «espectáculo mediático» del desencuentro con el Ayuntamiento de Oviedo. El exrector instó a todas las partes a llegar a un acuerdo y expresó sus dudas sobre el nuevo plan del campus de El Cristo.
La respuesta de Ignacio Villaverde, por partes. Respecto al «espectáculo mediático», aseguró que la relación con el Ayuntamiento de Oviedo sigue siendo cordial y que lo demás responde a un «claro carácter electoralista. La han tomado con nosotros, conmigo en particular. Pero no vamos a permitir que usen a la Universidad como arma arrojadiza».
En cuanto a que sea la primera vez que se toma una decisión sin acuerdo con el centro afectado, Villaverde lo negó y recordó, por ejemplo, el traslado de Derecho a principios de los 90. Porque, a veces, «las necesidades institucionales de organización no coinciden con los intereses de los centros. Para dirimir eso están los órganos de gobierno de la Universidad».
Respecto al futuro campus de El Cristo, se comprometió que «velar por los intereses de la Universidad» e insistió en que, más allá de ese plan, los problemas de espacio de Llamaquique requieren ahora solución.
La última en tomar la palabra fue la defensora universitaria, Isabel Viña, quien recriminó que «cada vez que me pongo en conttacto con alguien parece que les llame el diablo. Para mediar en un asunto necesito toda la información». Reclamó también al equipo rectoral que contesten a su petición de informes y que lo hagan por escrito. Villaverde se comprometió a 'leer la cartilla' a su equipo.
El informe y los acuerdos referentes a la memoria histórica fueron muy aplaudidos en un Claustro que comenzó con la lectura del informe de los 18 primeros meses de gestión del actual equipo rectoral. Una gestión que se enfrentó a tres cuestiones imporantes en los seis primeros meses: la pandemia, los problemas legales con la Fundación Universidad de Oviedo y la necesidad de aprobar el presupuesto. A partir de ahí, habló de los planes estratégicos, el Plan de Ciencia, la nueva Relación de Puestos de Trabajo, los consejos de campus, la auditoría de espacios e infraestructuras y de los muchos «retos pendientes», de movilidad, tansferencia, internacionalización... Han sido, dijo, «18 meses intensos».
Destacó Villaverde el éxito de las convocatorias de investigación, aunque lamentó el desencuentro con la FICYT, que ha supuesto «un imporante quebranto para las arcas de la Universidad, de casi 5 millones». Está pendiente de resolución judicial una disputa sobre las certificaciones de la convocatoria de 2018.