La variante delta triplica los contagios y reduce la eficacia de las vacunas
Los epidemiólogos urgen que se complete la pauta de vacunación, porque la primera dosis «solo protege un 30%» contra esta versión del virus
MIRIAM SUÁREZ
GIJÓN.
Miércoles, 4 de agosto 2021, 00:50
La variante delta de la covid-19 ya predomina en Asturias y causa el 67% de los contagios que se registran en la región. Pero, ¿qué implica esa nueva tendencia epidemiológica en el devenir de la pandemia? ¿Qué cambia el hecho de que ahora nos enfrentemos a un coronavirus al que la Organización Mundial de la Salud ha nombrado con la letra griega delta? Pues más de lo que parece.
Para empezar, aumenta la velocidad a la que circula el virus. Según el epidemiólogo y director de la Unidad de Investigación de Emergencias y Desastres de la Universidad Oviedo, Pedro Arcos, la tasa básica de reproducción de la covid se ha multiplicado por tres con esta nueva variante. O lo que es lo mismo: cada persona infectada genera un mayor número de contagios que la cepa original, detectada en la ciudad china de Wuhan en diciembre de 2019.
«Se libera una mayor cantidad del virus durante el período de incubación y contagio. El nivel de transmisión es tan alto como el de la varicela», explica. De tal forma que una sola persona puede desencadenar hasta nueve contagios, frente a los tres que provocaba la variante china. Y eso explicaría, por ejemplo, el hecho de que esta quinta ola epidémica haya sido tan explosiva, con la aparición de muchos casos en muy poco tiempo. La delta se propaga a tal velocidad que ha desmantelado los parámetros establecidos por las autoridades sanitarias para la inmunidad comunitaria o de rebaño, umbral de protección en el que se daría por controlada la pandemia.
Es otra de las consecuencias de esta mutación epidemiológica, que ha obligado a estirar el proceso de vacunación. Si antes bastaba con tener inmunizado al 70% de la población, ahora se necesita al menos un 85%. «O incluso el 90%», subraya Arcos, nada partidario de que las administraciones públicas, empezando por el Gobierno central, «hayan dado una sensación de normalidad antes de haber tenido a la gente vacunada».
Y he aquí el tercer problema con el que ahora tienen que lidiar las autoridades sanitarias y políticas: «Por efecto del propio fenómeno de desplazamiento de los virus, que es común a todas las pandemias, la covid-19 se va extendiendo a través de las franjas de población que no están vacunadas», pero a la velocidad de crucero con la que se mueve la variante delta. De ahí que esta quinta ola se cebase fundamentalmente con los menores de 30 años.
Su capacidad de transmisión es tan potente que «ha reducido el grado de efectividad de la primera dosis de la vacuna», asegura Pedro Arcos. Frente a la covid delta «ya sólo proporciona un 30% de protección», cuando antes lo hacía en un 70%. Eso preocupa a científicos y a expertos en enfermedades transmisibles como este epidemiólogo asturiano, quien considera «absolutamente prioritario que se ponga la segunda dosis a quienes están esperando por ella».
Si no, Asturias corre el riesgo de echar al traste un proceso de vacunación que es referente en toda España. «Las vacunas se preparan para reconocer un determinado tipo de virus. Cuanto más diferente sea una variante con respecto a la anterior, la vacuna pierde eficacia», expone Arcos. Y ahora mismo la Pfizer, la Moderna, la Janssen o la AstraZeneca «funcionan un poquito peor».
Solo «un poquito», pero hay que tenerlo en cuenta a la hora de marcar la estrategia sanitaria de los próximos meses, porque «no olvidemos que la vacuna también va perdiendo eficacia de forma natural a partir de los cinco meses y por eso hay personas mayores que ahora se contagian pese a estar ya inmunizadas». El Principado inició su campaña de vacunación en diciembre de 2020 con el grupo etario de mayor edad, porque es el más vulnerable. La irrupción de la variante delta cuando todavía no se ha alcanzado la inmunidad colectiva tiene, por tanto, consecuencias que van más allá del número de contagios.
Pero esta variante también tiene su lado positivo: «El virus es menos peligroso» y los médicos empiezan a apreciar, además, «menos pérdida de gusto y olfato», uno de los síntomas más característicos de la covid hasta ahora.