Con un coche a cada lado del argayu
Vecinos de Caso arbitran soluciones imaginativas para salvar el corte de carretera en el Nalón
«No se puede perder ni un día de trabayu. Tan les coses muy mal». Esta es la filosofía que llevó a dos hermanos de Belerda, Caso, José Luis y Jesús Cabilla a idear una imaginativa solución para salvar a diario el argayu que mantiene aislado a su concejo, Caso, por su principal vía de comunicación la AS-117. La solución «vino sola», relataban ayer. La montaña de rocas caía el jueves sobre las nueve de la mañana. A Jesús lo sorprendió en Laviana recién completada su jornada laboral en el pozu Carrio, y a José Luis en su casa de Belerda, preparándose para incorporarse a su turno de tarde en Alas Ibérica.
Buenos conocedores de su concejo, sabían que era posible «rodear el argayu caminando por parte del camino real». Y así lo hacen desde que se produjo el desprendimiento. Uno baja de Belerda y deja el coche en el aparcamiento de Arrobio, a los pies del argayu, camina durante unos 20 minutos y llega al otro extremo a la zona de Anzó donde «me espera mi hermano o a veces lo espero yo», explicaba José Luis, a quien ayer le tocó esperar unos minutos a Jesús.
Charlan un poco, porque en la zona de Anzó «siempre hay vecinos, algunos hacen como nosotros, a otros los esperan al otro lado. Nos arreglamos como podemos», relatan. Todos se reúnen mirando a las rocas y comentan la situación. Ayer bajaban la cabeza, temiendo que «no lo van a quitar en muchos días, esta montaña es falsa», afirman. Otros, en lugar de transitar por el empinado camino medieval, con un acceso hormigonado al principio, pasan caminando por el borde del río, «lo cruzamos a la altura del argayo, subimos a un tramo de la antigua carretera y allí tenemos otro coche o algún familiar que nos espera».
Situación que comparte Toribio Calvo, vecino de Pola de Laviana pero con un pie siempre en Caleao. En esa localidad casina «tengo a mis padres con casi 89 y 90 años y acostumbrados a que suba a verlos cada día. Son muchas piedras pero no me impiden hacerlo». Calvo repite la operación de los hermanos Cabillla, con un coche a cada lado. «Subiré cada día porque además ha coincido con tiempo de nieve y las despensas no están llenas, así que aprovecho para llevarse alguna cosa».
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Como ellos son muchos los vecinos de Caso que realizan este camino. En la tarde de ayer se encontraron con una grata sorpresa, los carpinteros de la zona de Anzó y Arrobio construyeron una pequeña pasarela que colocaron sobre la riega de Anzó para que la crucen con seguridad y sin mojarse. La colocaron unos metros alejada de las rocas caídas para que no haya peligro.
Muchos de los afectados coinciden en que es necesario habilitar un paso alternativo por esta zona. «La carretera por Arnicio es un tormento», se quejan. Algo que ratificó Begoña González. Ayer, para ir a trabajar salió de Caso por la Collada de Arnicio, «de El Campu a Infiesto casi una hora, estaban arreglando los baches pero me quedaré con un familiar algunos días porque ese trayecto a diario es casi imposible».
Otros prefirieron llegar a lo más alto del concejo, al puerto de Tarna, por el concejo de Aller. Uno de los hosteleros de mayor bagaje del concejo Ramón Martínez, regidor del parador desde hace medio siglo, accedía desde Blimea a su negocio por Aller «la cosa está complicada porque en el alto Las Señales hay mucha nieve, pero tenía que echarle de comer a los perros y ver como estaba todo». No tiene muchas esperanzas de que se pueda abrir paso de caro a las minivacaciones de Semana Santa. «Va a mandar la montaña en cuanto empiecen a trabajar arriba podrán hacerse una idea, esperamos que sean buenas noticias». El Principado aseguró ayer que confiaba en que la carretera pudiera ser reabierta a partir del miércoles.
El mayor temor del alcalde, vecinos y hosteleros es que el argayu no logre ser retirado antes de Semana Santa, fecha en la que el concejo recibe a un gran número de visitantes. La mayoría de los establecimientos tienen buenas expectativas tanto en alojamientos, como en comidas. Así, los responsables de tres establecimientos, Hotel Rural La Plaza, en Campo de Caso, Tierra del Agua, en Caleao, y Hotel Restaurante Arniciu, en Campo de Caso coincidían en señalar que «tenemos reservas para las fechas de Semana Santa, esperemos que si no pueden subir por el Nalón se decidan a llegar por León o por Infiesto, sino será muy negativo», explicaba Antonio Aladro de Arniciu.
Las piedras caídas también trastocaron la visita de los alumnos de la asignatura de Hidrogeología, de Minas en Oviedo. Ayer tenían programada una salida para ver las dos presas de Rioseco y Tanes, a la segunda no pudieron llegar debido al desprendimiento. Eso si no se privaron de parar junto al argayu y ver la fuerza del agua en la piedra.
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