Los vecinos de la fallecida en Langreo presentaron denuncias por dos incendios anteriores

Paula I. P. R., de 48 años, fallecía en el incendio ocurrido en su domicilio el pasado miércoles. Encontró la muerte encerrada en el baño, por inhalación de humo, minutos después de llegar a su casa. Era la quinta vez en cinco meses en la que el fuego alteraba la vida cotidiana de los vecinos del número 32 de la calle de La Unión, en el distrito langreano de La Felguera. El primero se produjo el 29 de agosto; le siguió otro menor en el mes de noviembre y otro sin fecha conocida, pero registrado por la Policía Local. Los dos últimos y de mayor gravedad tuvieron lugar el pasado viernes, 7 de enero, y el miércoles, cuando Paula falleció.

En todas las ocasiones el fuego se ocasionó en la cuarta planta, donde tenían sus viviendas la fallecida y sus padres. Y si bien la investigación determinará las causas, todo apunta a que estos incendios podrían ser intencionados. Por ello, varios vecinos del edificio habían interpuesto una denuncia conjunta para que se investigue el incendio del pasado viernes y ayer confirmaban que acudirán a ampliarla para que también se investigue el sucedido este miércoles. Quieren conocer si fueron intencionados. No es la única denuncia que se ha puesto. Según pudo saber EL COMERCIO, al menos una más fue interpuesta con anterioridad.

Familiares de la fallecida acudieron ayer al piso para comprobar los daños del fatal incendio que acabó con la vida Paula el pasado miércoles. «Estamos destrozados, no contábamos con que podía pasar algo así. Intuíamos que no estaba bien y no entendimos por qué desde Psiquiatría la tenían en casa. Intentamos ayudarla, estar atentos a lo que hacía, la visitábamos a ella y sus padres, pero no somos profesionales y no supimos interpretar que estaba tan mal».

Los vecinos también eran conscientes de los problemas psiquiátricos de la fallecida y sus progenitores. Vivían en dos pisos comunicados en la cuarta planta. En uno de ellos residen el padre, Javier. P. M., de 69 años, que resultó herido por quemaduras en sus manos en el incendio del pasado día 7, cuando intentaba salvar de las llamas a su esposa, Ángeles R. L., quien permanece ingresada en el área de Psiquiatría del Hospital Valle del Nalón. Con ellos convive otro hijo, Fabián P. R. Su hermana, Paula, habitaba la vivienda contigua con un hijo, que sufre una discapacidad.

Agentes de la Policía Nacional estuvieron registrando la vivienda donde se originó el fuego. La zona de la cocina por donde se unen los dos pisos está casi desaparecida, al igual que varias habitaciones. Las primeras comprobaciones confirman que la estructura del edificio no está dañada. Lourdes Batista y su hija Isabel Nepomuceno, vecinas de planta de la fallecida, intentan borrar las huellas que el incendio ha dejado. «Lo peor fue el agua porque reventó una tubería y se unió a la de los bomberos. Fue horrible», explican.

Llevará días hasta que los vecinos recobren la normalidad. Ayer su mayor preocupación es qué pasará con los padres, hermano e hijo de la fallecida. «Éramos conocedores de que están mal, necesitan mucha ayuda profesional, y es lo que queremos, que les ayuden», apuntaba Ángela Marcos, vecina del 3º D. «Ellos son lo primero, pero nosotros estamos asustados, yo ahora tengo miedo de vivir en mi casa. Espero que se me pase. Viví los otros incendios y es duro», apostilla.

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