«Quiero que mis hijos vean a los asesinos de su padre en la cárcel»
La viuda y la hija del guardia civil langreano Juan Carlos Beiro, asesinado por ETA hace dos décadas, reclaman «que se haga justicia»
Cristina Beiro y su mellizo, Carlos, tenían cinco años cuando quince kilos de explosivo detonados por ETA acabaron con la vida de su padre, el cabo de la Guardia Civil langreano Juan Carlos Beiro, en la localidad navarra de Leitza. «Estábamos viendo 'Los Simpson' y, de repente, interrumpieron los dibujos y apareció su foto», hace memoria a duras penas Cristina hoy, dos décadas después de su asesinato.
Aquel 24 de septiembre de 2002, Cristina, Carlos y su madre quedaron marcados «para siempre» por la barbarie terrorista, porque no hay día en el que la viuda de aquel «guardia por vocación que estudiaba Derecho», María José Rama, no se acuerde de él: «Cómo no voy a acordarme si fue el gran amor de mi vida. Cariñoso, bromista, muy familiar, el mejor amigo, con muchos ideales, siempre metido en causas justas...», dice mientras se traga las lágrimas esta mujer a la que todos llaman valiente pero que, aún hoy, cuando el tiempo ha logrado diluir «aquel dolor y aquella angustia» que pensó que la matarían también a ella, hay mañanas en las que todavía se derrumba.
«No me lo quería creer. Me dijeron que algo le había pasado, pero yo pensaba que había sido un accidente de coche y que tenía alguna herida. Ni se me pasó por la cabeza un atentado, aunque conocíamos el riesgo y habíamos tomado todas las precauciones, como no decir a los críos dónde trabajaba o tender la ropa en el baño».
«Hasta que empezó a llenarse la casa de gente llorando y vinieron los compañeros. Ahí me quedé en shock», recuerda María José del «peor día» de su vida, cuando el mundo se detuvo: «Todo me parecía una película. Era como si yo no estuviera allí».
Después, llegaría la ayuda psiquiátrica, a la que solo puso una condición: «Le dije al psiquiatra que no me diese nada que me dejase en casa atontada, porque tenía dos hijos de cinco años a los que ir a buscar a clase, llevar a las extraescolares... Tenía claro que se habían quedado sin padre, pero que sin madre no se iban a quedar. Mi medicina y mi socorro fueron ellos». Y entender que tenía «que dejar de darle vueltas a la cabeza. De pensar en por qué se habían acercado tanto en vez de acordonar la zona o por qué no habían mandado una ambulancia medicalizada, porque todavía estaba vivo cuando llegó». Pero lo que no ha hecho en estos veinte años ha sido dejar de luchar «porque se haga justicia. Es mi obligación y mi deber. Primero, por él. Y, después, por nosotros. Por todas las víctimas. Porque en España hay 400 asesinatos sin resolver. Y no pararemos hasta que veamos a los asesinos sentados en un banquillo».
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Por eso se siente «traicionada y ninguneada» por «este y por cualquier Ejecutivo que gobierne gracias al brazo político de ETA. Que acerque a los presos al País Vasco cuando nosotros tenemos a los nuestros bajo tierra». Y, por eso, hoy estará en la inauguración de 'El terrorismo a portada', una muestra que recorrerá sesenta años de violencia terrorista en este país a través de las hemerotecas en el Arqueológico, donde un tricornio y una medalla que le pertenecieron rendirán homenaje a Juan Carlos Beiro. «Otra forma de justicia, porque la Historia la tenemos que escribir nosotros, no ellos. A él ya no me lo van a devolver, pero quiero que mis hijos vean a los asesinos de su padre en la cárcel. Y no voy a tirar la toalla, porque a nosotros no nos mataron».
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El terrorismo a portada Impulsada por la Fundación Víctimas del Terrorismo y el Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo, repasa 60 años de terrorismo a través de publicaciones del Grupo Vocento y EL COMERCIO.
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Dónde y cuándo Hoy, a las 11.30 horas, abre sus puertas en el Museo Arqueológico, hasta el próximo día 30.
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Horarios De miércoles a viernes, de 9.30 a 20 horas. Sábados, de 9.30 a 14 y de 17 a 20. Domingos, de 9.30 a 15. Acceso gratuito.