«El viento que tenemos facilita la llegada de la carabela portuguesa»

Ya están aquí. Los socorristas de Santa María del Mar se convirtieron en la tarde del miércoles en los primeros en notificar la presencia de una carabela portuguesa en los arenales asturianos. «Es un organismo que normalmente se mantiene aguas afuera, en zonas oceánicas», contextualiza Rafael González Quirós, director del Centro Oceanográfico de Gijón. «No me sorprende la noticia, porque llevamos una temporada larga en la que las condiciones de viento favorecen la llegada de más», abunda.

Estos organismos marinos «son abundantes en zonas oceánicas de zonas subtropicales. Aquí se suelen observar en verano, cuando el agua está más caliente y sobre todo en los que se favorecen corrientes que viene del sur, principalmente cuando soplan vientos del suroeste, que además suele apilar el agua oceánica contra la costa. Lo contrario de lo que ocurre cuando sopla el nordeste», diagnostica.

«Hace tiempo que no sopla mucho el nordeste, un viento que impulsa el agua oceánica. En cambio lo que tenemos es algo de sur-suroeste, que provoca que entre agua más subtropical en el Cantábrico», dice.

Esta dinámica de vientos flojos domina en todo el Atlántico Norte y es la que, también, explica que el agua esté menos fría de lo habitual. Los datos por satélite, que toman como referencia la temperatura del primer metro o metro y medio de lámina «apuntan a que hemos llegado a tener una anomalía de entre 3 y 4 grados por encima de lo normal, que ha remitido en la última semana ahora está entre 1 y 2 grados».

La temperatura del agua está así condicionada por los vientos, y otro tanto cabe decir de las carabelas. Por el momento su presencia está siendo más notable en Cantabria y, sobre todo, País Vasco. Hace dos semanas en los arenales vascos se recogieron más de 40 ejemplares; todavía el sábado se sacaron doce ejemplares en Vizcaya y se llegó a cerrar una playa al baño.

El Ayuntamiento de Donostia acaba de aprobar un protocolo según el cual cuando aparezcan 15 ejemplares se procede al cierre automático de la playa afectada, mientras que si pasan de tres se prohibe el baño en la parte del arenal en donde se detecten. En Cantabria el Cuerpo de Bomberos de Santander advirtió de su presencia cerca de las playas de la ciudad.

Quirós relativiza la peligrosidad de la amenaza. «Muchas veces se dice que puede causar la muerte, pero eso solo es posible en caso de haber dado con un ejemplar grande y que a quien pique lo haga en gran cantidad y tenga problemas de corazón», describe. «No hay que alarmarse; lo que sí es importante es no tocarlas y si llega el contacto acudir a los socorristas», aconseja.

«Lo que nunca hay que hacer es frotarse ni rascarse», insta el especialista. «Básicamente lo que hacen es disparar una especie de aguijones que llevan el veneno y se meten en la piel, por lo que, al frotarte la picadura lo que haces es meter esos aguijones dentro», argumenta el director del Oceanográfico. Otros consejos pasan por no tocar a este organismo aunque parezca estar muerto sobre la arena, avisar al resto de bañistas para que lo eviten y evitar zonas donde rompan las olas por el riego de que lleven carabelas o fragmentos de las mismas.

Las medusas acostumbran a formar «enjambres o bancos de alta densidad, pero eso no es tan frecuente en el caso de la carabela. Suelen verse organismos aislados aunque también es verdad que cuando localizas a uno es más posible encontrarte a otro», indica el especialista.

González Quirós matiza que en sentido estricto la Carabela «estrictamente no es una medusa. Es un sifonóforo, y en realidad una colonia de estos organismos, genéricamente iguales pero con diferencias funcionales entre ellos que hacen que parezca un solo individuo en lugar de una colonia», detalla.