«Nuestra vocación es universal, somos asturianos, españoles, iberoamericanos y europeos»

No se olvidó de la batalla de Covadonga, donde en un «ejercicio de rebeldía y brote de libertad» en tiempos de romanos y visigodos, «se inició un proceso secular que duró ocho siglos» y que, matizó, no acabó en los límites de lo que hoy conocemos como península Ibérica, sino mucho más allá, lo que ayudó a forjar un proyecto iberoamericano por el que hoy millones de personas sentimos lo mismo al pronunciar palabras como amor o concordia.

«Por todo ello el Principado alberga y abriga, y lo hace sin argumentos banales», apuntó Martínez Serrano, quien aprovechó para defender, con voz bien clara, «nuestra vocación universal, porque somos asturianos, españoles, iberoamericanos y europeos sin contradicción con una personalidad propia y genuina». Lo que nos otorga en un mundo marcado por la globalización, llevar Asturias al mundo y vicenversa.

Con todos estos argumentos explicó el diplimático el sentimiento asturiano, donde las raíces que nos sustentan son fuertas, igual que nuestra personalidad lo es aperturista y grande de miras. «Por eso el asturiano se integra y sabemos acoger a quienes nos visitan y eligen hacer de esta tierra su propio hogar, ellos son paisanos también»

El embajador de España en Canadá desde hace casi un año estaba orgulloso por estar en su tierra, donde, dijo, viven sus sueños y muchos de quienes le acompañan en su día a día e instituciones y academias como la Universidad de Oviedo, el Real Instituto de Estudios Asturianos, la Real Academia de Jurisprudencia y la Asociación de Amigos de Cudillero.