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Una de las hijas de Flor González, Silvia García -vestida de negro-, ayer en el Tanatorio de Avilés.

«Todavía no nos lo podemos creer»

«En Canarias ha habido un equipo fantástico que nos ha ayudado mucho en todo lo que hemos necesitado», asegura su hija, Silvia García

RUTH ARIAS

Miércoles, 20 de abril 2016, 03:59

La familia de Flor González, la avilesina fallecida el pasado jueves en el derrumbe del edificio de Los Cristianos, en Tenerife, aún no ha sido capaz de asimilar la noticia. Sus dos hijas, Silvia y Flor García, llegaron ayer mismo de Canarias, adonde se trasladaron la semana pasada tras conocer que su madre figuraba entre las personas desaparecidas. «Todavía no nos lo podemos creer», aseguraba ayer Silvia.

Los trámites para el traslado del cuerpo desde las islas han sido más rápidos de lo esperado inicialmente gracias a la mediación del Ayuntamiento de Arona, municipio en el que se produjo el accidente, y los restos de Flor González pudieron llegar ayer a Avilés. «En Canarias ha habido un equipo fantástico que nos ha ayudado en todo lo que hemos necesitado», agradecía ayer la hija de Flor.

Numerosas personas, tanto familiares como amigos y conocidos de Flor, se acercaron ya ayer por la tarde al Tanatorio de Avilés para expresar sus condolencias y acompañar a sus más allegados en este inesperado duelo. La fallecida era muy conocida en la zona de El Quirinal, donde residía. Desde hace algunos años acostumbraba a pasar los inviernos en Canarias, donde acudía en busca de un clima más cálido y más benigno para su estado de salud.

Se había instalado en un apartamento en segunda línea de playa de la turística zona de Los Cristianos, adonde había llegado en compañía de otras amigas, también de Avilés. El grupo había llegado el pasado mes de enero y preveía quedarse allí hasta el próximo mayo, cuando querían volver a Avilés. En Canarias mantenían un activo ritmo de vida, participando en distintas iniciativas, lo mismo que también hacían en Avilés, donde eran habituales de talleres de distintas asociaciones y otros organismos.

La mala suerte quiso que la mañana del pasado jueves, mientras sus compañeras se encontraban en la playa en una clase de gimnasia, Flor hubiese optado por quedarse en el apartamento que había alquilado para la temporada. Así quedó atrapada cuando el edificio se desplomó a las 9.31 horas de la mañana. Su cuerpo fue el primero en ser rescatado de entre los escombros la misma tarde del jueves, pero no pudo confirmarse su identidad hasta el sábado a última hora de la mañana, ya que para ello había que llevar a cabo pruebas de ADN que solo se realizan en Madrid.

Una vez realizada la identificación, restaba completar algunos trámites con los seguros y con el juzgado que investiga el accidente antes de poder proceder al traslado del cuerpo a Asturias, que pudo por fin realizarse ayer. Esta tarde se celebrará el funeral de despedida. Será a las seis de la tarde en la iglesia parroquial de Santo Tomás de Cantorbery y, posteriormente, Flor González recibirá sepultura en el panteón familiar del cementerio de La Venta El Escamplero, en el concejo de Las Regueras, de donde era oriunda.

Mientras, en Tenerife, donde el derrumbe ocasionó otras seis víctimas mortales, dos de ellas españolas, otra pareja de italianos, una mujer marroquí y un ciudadano finlandés, ya se han completado el trabajo necesario para asegurar los edificios colindantes al número 12 de la calle Amaya Alayón, y los vecinos de esos inmuebles pudieron regresar a sus hogares ayer por la tarde. Tanto los vecinos de esos apartamentos como los titulares de los comercios instalados en los bajos fueron informados del proceso a primera hora de la tarde y, posteriormente, pudieron entrar en sus domicilios acompañados de agentes de la Policía Local. Solo un pequeño edificio en el número 10 permanece aún cerrado.

En cuanto a la parte del edificio derrumbado que permanece en pie, se ha estabilizado la estructura y a partir de ahora se procederá a elaborar el estudio técnico para la obra de demolición. Al mismo tiempo continúan las investigaciones para lograr determinar los motivos por los que se desplomo este edificio de cinco plantas. Se baraja que pudo deberse a una explosión de gas o a unas obras que se estaban realizando sin licencia en uno de los bajos comerciales, y que ya había ocasionado algunas grietas en el inmueble, según explicaron algunos de los vecinos, que había observado estas fisuras en los días previos al accidente.

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