Un incendio calcina una panadería cerrada hace años en la avenida de Cervantes
El fuego se desató en torno a las tres de la madrugada de ayer lunes y obligó al desalojo de todo el edificio
José Fernando Galán
Martes, 16 de agosto 2016, 06:49
Nuevo incendio en Avilés, esta vez en un bajo del número diecisiete de la avenida de Cervantes sin actividad comercial que hace años albergaba la panadería Hijos Pedro García Gutiérrez. Declarado en torno a las tres de la madrugada de ayer lunes, la magnitud de las llamas, que salían por las ventanas, la humareda y el intenso calor provocado por el fuego llevó a los bomberos a desalojar el edificio, de tres alturas y seis viviendas. Tres vecinos y un agente de la Policía Local fueron trasladados al Hospital San Agustín con leves síntomas de intoxicación por inhalación de humo. Tras ser tratados con oxígeno, recibieron el alta a lo largo de la mañana.
Al margen del local, que quedó completamente calcinado, el fuego no causó desperfectos de importancia en el inmueble y tampoco afecto a los colindantes ni a los vehículos estacionados a su altura, aunque sí dejo ennegrecida la fachada y el interior de los pisos. Entre las posibles causas se especula con un cortocircuito provocado por la tormenta eléctrica que en esos momentos se desataba sobre Avilés.
La investigación ha quedado en manos de la Policía Nacional, que también intenta esclarecer las causas del incendio que el pasado jueves devoró la antigua fábrica de hielo del muelle pesquero, fuera de servicio desde el pasado mes de abril. Va a ser derribada, decisión que ya se había tomado con anterioridad.
Aunque la panadería llevaba varios años cerrada, parte de la maquinaria y distintos enseres permanecían en el interior. Los vecinos aseguran que el local estaba abandonado y que ya habían denunciado la situación ante el Ayuntamiento. en más de una ocasión. «Entraba gente, principalmente grupos de jóvenes, y no hace mucho se llevaron las ventanas. Entraban tanto de día como de noche, unos directamente por la puerta, que estaba abierta hasta que hace unos meses fue cerrada con un candado, y otros saltando por el patio, aunque últimamente ya se les veía menos. En cambio nosotros, los propietarios, no podemos entrar al patio porque el único paso es desde el interior de la panadería», aseguró una mujer residente en el inmueble que solicita que se preserve su identidad.
Antonio Fernández vive en la tercera planta. «Estaba durmiendo y oí que picaban al timbre de abajo. Al principio pensé que se trataba de un gamberro, como otras tantas veces, pero ante la insistencia decidí levantarme a ver quién era». La sorpresa fue que el interlocutor se identificó como agente de la Policía Local. «Nos dijo que había fuego, que bajáramos inmediatamente, y en ese momento me di cuenta de que había mucho calor. Los azulejos del baño quemaban y no nos lo pensamos dos veces. Bajamos corriendo según estábamos, en pijama. El susto fue bastante grande».
Un matrimonio que vive en una de las dos viviendas del segundo se percató de lo que sucedía antes de que la Policía Local y los Bomberos avisasen a través del interfono. «Nos despertó un fuerte ruido. Bum, bum bum. Entonces me asomé a la ventana y vi que del bajo salían grandes llamaradas y un gran despliegue de bomberos y policía y me asusté. En ese momento sonó el timbre de abajo y salimos corriendo».
Pocos minutos después cinco de las siete personas que ayer dormían en el inmueble -dos de los pisos estaban desiertos- ya estaban en la calle. Faltaban los de un primero, un matrimonio de avanzada edad. Las fuerzas de seguridad accedieron al piso y tras rescatarlos los trasladaron directamente al Hospital. «Si en nuestra casa ya había mucho calor y bastante humo supongo que en los primeros la situación sería mucho peor. El otro lleva un mes deshabitado», precisó la mujer.
La panadería tiene dos alturas, planta baja y entresuelo. Una vez desalojado el edificio y evaluada la situación, los bomberos accedieron al interior del local para atacar directamente el fuego. Lo dieron por extinguido minutos antes de las cinco de la madrugada, si bien permanecieron en la zona revisando el local, refrigerándolo y realizando mediciones de gas.
Poco después, sobre las seis de la madrugada, permitieron que los vecinos regresasen a sus domicilios, si bien fueron pocos lo que lograron volver a conciliar el sueño. «Está todo muy sucio, vamos a tardar unos días en limpiarlo, aunque lo importante es que no ha habido heridos ni daños materiales de importancia. Pudo haber sido mucho peor», celebraba uno de ellos.
En las tareas de extinción participaron doce efectivos procedentes de los parques de Avilés y Pravia y del centro de La Morgal dotados con dos autoescaleras, tres vehículos primera salida y dos nodriza. También se desplegaron varias unidades de las policías Local y Nacional así como ambulancias. A lo largo de la mañana de ayer los bomberos realizaron varias visitas al local y la policía científica recogió muestras que una vez analizadas contribuirán a determinar las causas del fuego.
Pese a la tardía hora, numerosos vecinos del entorno, alertados por el ruido de las sirenas, y grupos de jóvenes que, al ser ayer festivo, disfrutaban de la noche fueron testigos del incendio, que obligó a los bomberos a cerrar al tráfico el tramo de la avenida de Cervantes comprendido entre la glorieta de Los Oficios y el entronque con Rivero, uno de los principales puntos de acceso a la ciudad.