«Disfrazaos, salid a la calle y disfrutad como niños»

«Disfrazaos, salid a la calle y disfrutad como niños, con holgura y con buen rollo ¡Qué no os agrieten el hígado!», arengó Ángel García, sardino mayor de la Cofradía Sardina Arenque, al público que ayer disfrutó en la plaza Mayor de Llaranes de la apertura oficial del Antroxu 2017, de las generosas raciones de callos con garbanzos regadas con vino Marqués del Pelleyo cosecha del 69 que un año más cocinaron con esmero la Amas de Casa de Llaranes bajo la supervisión de Carmelita Navarro, del informal desfile de mazcaritos, moxigangues y fanfarries por las calles del barrio y del buen humor del inagotable José Ángel del Río, disfrazado de reverendo y postulando «para pagar los pufos que ha dejado la Santa Infanta Cristina», cuyo persona, y también la de su marido, estuvo muy presente en la folixa desplegada ayer en Llaranes. «Devolved la perras al Estado», les solicitaron una y otra vez.

También de la entrega de las medallas Sardina Arenque Natural que distinguen a aquellos que con más empeño, ardor e inquebrantable fidelidad se entregan año tras año al Antroxu. «Ahora que España va bien, en vez de una vulgar sardina mejor me hubieran dado un pixín negro», bromeaba Germán Rubín, uno de los galardonados con tan preciada distinción en reconocimiento a sus muchos años de dedicación en favor del Antroxu.

Este año, el del treinta aniversario de la cofradía, en pleno proceso de cambio generacional, se entregaron otras tres medallas sardineras. A Manuela Álvarez, porque «sin ella el Antroxu no sería lo mismo», a Teresa Suárez por la reconocida y muy apreciada calidad de sus frixuelos y, a título póstumo, a José Luis Torío, «uno de los pilares de esta cofradía». La recogieron, visiblemente emocionadas, su viuda y su hija.

Como manda la tradición el desfile comenzó con un considerable retraso. Los miembros de la cofradía de la Sardina Arenque Natural, de las charangas el Felechu y Menudos Notas y demás integrantes de la comitiva, en la que no faltaron representantes de la Cofradía del Entierro de la Sardina y de la hermandad de Los Venecianos, estuvieron 'calentando' el estómago en un cercano bar antes de salir al asfalto e iniciar la procesión, desde la calle Martinete hasta la plaza Mayor.

Al frente marchaba la sardina, sostenida por cuatro miembros de la cofradía, e inmediatamente detrás una delegación de los todavía príncipes del Goxu y de la Faba, Los Arronxaus, disfrazados de pitufos y calentando el ambiente. «Salid, disfrutad y quedaos en Avilés, que no hay Carnaval como este», proclamaban. En el centro destacaba a una calesa tirada por un caballo en la que viajaban los galardonados con la medalla de la Cofradía Sardina Arenque Natural y más atrás un variopinto grupo de personas debidamente antroxaos bailando al son de 'El tractor amarillo' y otros clásicos interpretados por las dos charangas. Todos portaban antorchas, no se sabe si para iluminar el camino, protegerse del frío o para ambas cosas.

La comitiva apenas tardó diez minutos en llegar a la plaza Mayor. Allí esperaban las dos potas de garbanzos con callos, unos treinta kilos en total, y un nutrido grupo de espectadores entre los que se encontraba Milagros Chicharro, otra histórica de la cofradía. «Me da mucha pena no poder estar haciendo el indio por ahí», lamentaba entre sonrisas.

A partir de ahí todo sucedió con rapidez. Discursos breves y concisos, ágil entrega de distinciones, nuevas proclamas a disfrutar del Antroxu y descarga pirotécnica antes de que la sardina quedase amarrada al balcón principal de la plaza Mayor de Llaranes, donde permanecerá hasta el próximo miércoles, y de que las amas de casa destapasen las dos potas de callos con garbanzos.

Acto seguido comenzaron a sonar los acordes de la Orquesta Talismán, encargada de amenizar la primera verbena del Antroxu 2017.