Avilés ilumina el Corpus Christi sobre un manto de flores y alfombras de sal en sus calles
El buen tiempo favoreció la celebración de la procesión desde San Nicolás de Bari hasta la iglesia de Sabugo, donde tuvo lugar la bendición
Que una fiesta como el Corpus sea tradición no significa que no pueda sorprender y emocionar cada año. Lo saben bien los vecinos de Avilés ... que durante la mañana de ayer se congregaron en la iglesia de San Nicolás de Bari para asistir a la misa y en las calles para disfrutar de las alfombras de sal y flores.
Las parroquias de San Nicolás, Sabugo, San Juan de Ávila, San Antonio, La Magdalena, Versalles, el Polígono y Virgen de Las Mareas se unieron un año más en la celebración del corpus que tuvo como sede principal San Nicolás de Bari.
En el interior de la iglesia el sacerdote Adolfo Manuel Álvarez, párroco de Piedras Blancas y San Martín de Laspra, fue el encargado de oficiar la ceremonia religiosa en la que invitó a los presentes a «celebrar la llamada a orar y el asombro ante este misterio» que es la muerte y resurrección de Cristo.
Álvarez ofició una eucaristía en la que sus palabras no solo llegaron a los adultos, sino también al centenar de niños y niñas que este año han hecho la Primera Comunión. «Que la misa no sea una rutina, sino un momento de celebración máxima, de recibir el amor de Jesús», señaló.
Igualmente tuvo palabras para los que sufren y advirtió a los presentes de que «no podemos ser indiferentes ante el sufrimiento de nadie».
Fuera de la iglesia vecinos y visitantes también se congregaron para admirar el trabajo artesanal de las alfombras y esperar la salida de la procesión. «Esta es espectacular», señalaba un grupo de vecinas en relación a la alfombra colocada a las puertas de San Nicolás.
«Está muy guapo decorado, nos encanta la decoración floral y es un gran trabajo el que hacen. Considero que es importante esta tradición», destacaba Patricia Huerga junto a su hijo Eneko bajo el pórtico de la iglesia.
A las 13.30 horas las campanas anunciaban el inicio de la procesión a la que el buen tiempo acompañó en todo momento. Los niños y niñas junto a las cofradías de Semana Santa y la Cofradía de Nuestra Señora del Rosario, Virgen del Carmen y Nuestra Señora de Covadonga, invitadas para la ocasión, caminaron por la Plaza de España y la calle de la Ferrería hasta la iglesia de San Antonio de Padua. A las puertas, las alfombras y la figura del santo esperaban la llegada que fue anunciada a golpe de campanas y con una lluvia de pétalos que emocionó y sorprendió, a partes iguales, a todos los presentes, que no dudaron en inmortalizar el momento.
Tras la parada, el recorrido siguió hasta la iglesia de Sabugo donde tuvo lugar la tradicional bendición. Adolfo Manuel Álvarez agradeció a cofradías y parroquias su implicación en esta fiesta que ya es un símbolo de la ciudad.
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