Bacon y Sorolla salvan las cuentas en el Niemeyer

El último fue un buen año para el Niemeyer, que se recordará por haber recuperado algo del brillo que tuvo en su primera etapa gracias a dos exposiciones extraordinarias que lograron atraer al público asturiano y también de fuera de la región: la de dibujos de Francis Bacon y la de las obras de Joaquín Sorolla de la colección Masaveu. Esta última, por ejemplo, se cerró después de que por ella hubieran pasado 56.279 visitantes, de los que l 40% provenían de fuera de Asturias, y otros 6.500 se acercaron al centro cultural de la ría para contemplar las obras del pintor anglo-irlandés.

Las visitas se dispararon, así como los ingresos en este apartado, que pasaron de ser de 62.591 euros en 2017 a 184.917 un año más tarde. Se multiplicaron por tres. Sin embargo, las cosas hubieran sido muy diferentes de no haber sido por estas dos muestras, ya que el Niemeyer ingresó menos por todos los conceptos que el ejercicio anterior, salvo por las exposiciones.

Mermaron las entradas del cine, los ingresos por espectáculos musicales, y también por la cesión de espacios para congresos y otros alquileres. El dinero obtenido por la venta de entradas se incrementó en unos 80.000 euros, y las muestras de la cúpula compensaron así la merma en el resto de las disciplinas. Todas fueron a la baja, aunque algunas de manera casi inapreciable, caso de la programación escénica o las visitas guiadas, pero los ingresos mermaron en todos los flancos.

Los ingresos por actividad habitual suponen, no obstante, solo una parte del dinero que recibe el Centro Niemeyer, cuyas cuentas se sustentan fundamentalmente en las subvenciones que recibe tanto del Principado como del Ayuntamiento y el Puerto de Avilés, además de algunas pequeñas aportaciones de patronos privados. De los 2,7 millones de euros ingresados el año pasado, solo 485.000 se corresponden a su programación artística, y otros 79.142 a la prestación de servicios, un apartado en el que se incluyen tanto los alquileres de espacios como el canon de explotación de la cafetería, la tienda o el aparcamiento subterráneo.

El resultado de las cuentas es equilibrado, lejos de las pérdidas constantes de la primera etapa del centro cultural, cuya gestión se juzga en la Audiencia Provincial desde mediados del mes pasado. El Niemeyer sigue lastrado, no obstante, por la enorme deuda acumulada en la etapa de Natalio Grueso y las subvenciones que tuvieron que ser devueltas por no poder justificarse. y debe aún 1,1 millones de los 3,4 iniciales, previéndose saldar el total en el año 2022, de acuerdo al plan de viabilidad aprobado por el patronato y que viene cumpliéndose a rajatabla desde que fuera aprobado en 2012.

La consultora independiente Centium ha sido la encargada este año de auditar las cuentas de la fundación, que ha avalado sin salvedades, así como el presupuesto de este 2019, que contemplan unos ingresos gracias a la programación artística de 390.000 euros, cuando el año pasado ascendieron a 485.000, y de 110.000 euros por la prestación de distintos servicios. Donde sigue sin haber variaciones es en el apartado de las aportaciones de los patronos, que se mantienen prácticamente inalterables desde los inicios.