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La historiadora Carmen Bermejo, ayer en el Centro de Servicios Universitarios. DIANA BAIZÁN

«No puedes transitar por la ciudad sin pasar por el cementerio»

La historiadora Carmen Bermejo explica las claves del arte funerario e invita a disfrutar «sin dolor de un espacio lleno de obras artísticas»

C. DEL RÍO

AVILÉS.

Jueves, 6 de octubre 2022, 01:47

La investigación y el trabajo de Carmen Bermejo, doctora en Historia del Arte y profesora en la Universidad de Oviedo, especializada en arte y cultura funeraria, está detrás del Centro de Investigación del Cementerio de La Carriona (CICLAC) y de la recuperación del camposanto como espacio artístico porque, como reivindicó ayer en el Aula de Cultura de LA VOZ DE AVILÉS, «no puedes transitar por las ciudades sin pasar por el cementerio porque a los muertos todavía los respetamos y todo tiene un significado».

En una explicación que partió de la concepción primigenia de los cementerios en la cultura católico-cristiana occidental, Bermejo ofreció las claves de su ubicación, disposición y principales premisas a la hora de construir y decorar una tumba, que ella concibe como un monumento. «Sea cual sea la cultura, toda tumba es un monumento. El que yo puedo hacer, con mi dinero, a los que quiero. Es el mismo acto, en pequeño, que el que hace una comunidad a Carreño Miranda o un país a Cervantes», manifestó.

Reivindicó su importancia desde el principio de su intervención, cuando señaló la importancia de ver y admirar los cementerios «sin dolor», pero volvió a subrayarla tras detallar las claves que hacen «tan especial» el cementerio de La Carriona. Fue necesario contextualizar antes su construcción durante trece años a partir de 1880 (el primer enterramiento tuvo lugar en 1885), dentro de una concepción nueva y moderna del camposanto, fuera de las iglesias y también de las ciudades por cuestiones sanitarias.

«Si incluimos estos espacios en el circuito cultural, no van a desaparecer», aseguró la investigadora

Explicó que costó mucho acostumbrar al pueblo al nuevo lugar de enterramiento tras quince siglos haciéndolo en las iglesias, pero se consiguió y el de Avilés, en concreto, se benefició de las inversiones de la inmigración indiana. «El indiano es un burgués con fortuna. Pero cuando vuelve a su tierra tiene un problema identitario. Ya no es de aquí, pero de allí tampoco y la quieren ganar con inversiones en la ciudad. Muchos promovieron la construcción de su tumba antes de morir y en La Carriona hay varios ejemplos como la familia González Abarca, San Juan de Nieva o la familia Castro».

Se le da tanta importancia que se encarga a arquitectos reputados como Manuel del Busto, que fue precisamente en Avilés una de las ciudades en las que más trabajó por su vinculación con el Teatro Palacio Valdés. En estas tumbas, al igual que en otras del resto de Europa, se reproducen algunos elementos comunes propios de la simbología funeraria como las velas esculpidas, las patas de león en sarcófagos o las coronas de flores, entre otros.

Carmen Bermejo se felicitó por el interés por la cultura funeraria que «permitirá que, pese al temor a la muerte, permanezcan en el tiempo. Si incluimos estos espacios (no la cultura de la muerte) en el circuito cultural, no van a desaparecer», aseguró.

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