¿Cenizas de un muerto en el paseo de la bocana de la ría de Avilés?

Los más madrugadores en los paseos a lo largo de toda la ría de Avilés están acostumbrados a encontrarse objetos insospechados, aunque casi siempre flotando en el agua o 'atrapados' en alguna escollera o recoveco del cauce. Quienes se alejan más allá del paseo que acaba en la antigua rula suelen llegar a pie, puerto a través, hasta la bocana de la ría, donde libres de tráfico pueden llegar hasta el dique de entrada camino de San Juan.

A algunos de esos caminantes no les pasó desapercibido esta mañana un objeto situado en el cantil de la bocana, donde se remata la escollera de protección del canal de entrada a la ría avilesina. Era una urna situada de pie a la intemperie, abierta en su parte superior y con lo que parecen ser cenizas de una persona fallecida desparramadas por el suelo. Las sospechas llevan directamente a su origen del tanatorio, porque a escasos centímetros, ya sobre las piedras de la escollera, también estaba el envoltorio con el que suele entregarse los restos mortales a los familiares.

No es extraño que haya familias que quieren homenajear a sus seres queridos depositando sus cenizas en lugares que hayan tenido un significado especial. Sucede, pero ejemplo con el mar, aunque no es habitual que se depositen en un paseo concurrido por caminantes y pescadores en la bocana de la ría, y menos que el interior esté desparramado por el suelo. Además, no está permitido depositar ni arrojar las urnas al mar, salvo que sean biodegradables.