El Fifty Fifty de Avilés rinde homenaje a Xuan Bello, el escritor que amaba las lenguas
'Paniceiros' sonó en catalán, gallego y euskera mientras seis amigos eligieron algunos de sus poemas para honrar su memoria y legado
Fue el adiós a un amigo y el homenaje a la obra de un escritor amante de las lenguas. El protagonismo fue, por tanto, de la palabra, esa que tanto cuidó y mimó Xuan Bello (Paniceros, Tineo, 1965 -Oviedo, 2025), el escritor al que ayer quiso rendir tributo el Fifty Fifty. Él había sido el primer poeta asturiano con el que había contactado el festival cuando organizaba su primera edición. «No pudo participar porque tenía una residencia en Alemania, pero sí lo hizo en la segunda edición y siempre nos prestó su apoyo y sus consejos», compartió Yvan Corbat en la sala de conferencias de la Casa de la Cultura en la que tuvo lugar el acto.
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No fue un acto institucional, aunque contó con la presencia tanto de la concejala de Cultura de Avilés, Yolanda Alonso, como del director general de Acción Cultural y Normalización Llingüística, Antón García, aunque este en calidad de amigo. Fue, de hecho, uno de los seis que subieron al escenario a leer poemas de Xuan.
El acto comenzó con la proyección de 'El corazón del silencio', en la que se ve y oye a Xuan Bello recitar 'La inquietud que nos quema'. Termina los versos y suena en el audiovisual música de gaita, que ayer lo hizo en directo. Flavio Rodríguez ponía el broche al poema y lo pondría más adelante al acto, con una pieza interpretada a flauta que había compuesto para un poema del homenajeado.
«Xuan era conocido y reconocido por su contribución impagable a la literatura en general, pero era un enamorado de las lenguas», había reseñado Yvan Corbat, antes de que los escritores Jordi Llavina y Yolanda Castaño leyeran un fragmento de 'Paniceiros' que se reprodujo en pantalla. En euskera lo leyó en directo Bernardo Atxaga, que había conocido a Xuan Bello hacía 35 años «cuando no sabía que se debía decir lengua asturiana y no bable». «No es exagerar decir que lo consideraba un hermano» y, sin más preámbulos, sonó 'Paniceiros' en euskera. Sin embargo, él había elegido un poema «más luminoso» que recitó a continuación y que había sido seleccionado por acuerdo común de su 'cuadrilla', como llaman en el País Vasco a las pandillas de amigos, 'Ambos mundos'.
Subieron después José Luis García Martín y Pablo Antón Marín Estrada que, como Xuan Bello, son colaboradores de este periódico, y cerraron el acto Fernando Beltrán, Esther García y Antón García.
No hubo lugar para demasiadas anécdotas, pero alguna arrancó la sonrisa de Sonia Fidalgo, viuda de Xuan Bello, que siguió muy emocionada el acto desde la primera fila. Fue Fernando Beltrán el que citó «la magia de los encuentros» entre ambos y con Sonia «por las ciudades del mundo, fuera donde fuera». Hasta que un día Xuan le dijo: «¿Te acuerdas aquella noche en Nueva York...?». Y yo no he ido a Nueva York», confesó Beltrán consiguiendo también la complicidad del público. En honor a aquellos encuentros, leyó un poema que escribió en honor a Xuan en una servilleta de bar, 'Bar adentro'. «Nunca he conocido a nadie que amara tanto la lengua castellana», apuntó.
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