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Brais Bencsik, del Szia Szia, es uno de los muchos pequeños hosteleros que ve inviables las obligaciones de la nueva Ordenanza Municipal de Recogida de Residuos. MARIETA

Los hosteleros de Avilés ven «inviable» aplicar la nueva ordenanza de recogida de residuos

Alegan que los negocios pequeños no tienen espacio suficiente para instalar los diferentes contenedores necesarios para reciclar los residuos

ALEJANDRO L. JAMBRINA

AVILÉS.

Domingo, 22 de diciembre 2019, 01:49

Los hosteleros de la ciudad no han recibido con buenos ojos las próximas modificaciones de la Ordenanza Municipal de Limpieza y Recogida de Residuos que el Ayuntamiento ha planteado para adaptarla a la ampliación de la recogida separada de residuos orgánicos. Estos cambios, que el equipo de gobierno pretende presentar en el Pleno del mes de enero, conllevan nuevas obligaciones en cuanto a las condiciones de entrega y separación de los residuos generados en grandes centros de producción como centros comerciales, colegios, supermercados, hoteles, bares, residencias o restaurantes.

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Estos espacios deberán empezar a conservar en sus propias instalaciones todos los residuos que generen, separándolos adecuadamente en varios contenedores normalizados de reciclaje, hasta el momento de su recogida. Esta medida, que de no cumplirse conllevaría sanciones aún por determinar, es vista por los pequeños hosteleros y hoteles de la ciudad como algo «inviable» por falte de espacio en sus locales.

«En mi caso tengo una cocina de tan solo cuatro metros cuadrados y no entiendo cómo pretenden que instale contenedores en los que separar cada residuo», alega Jesús López, dueño del bar La Bellota. «Actualmente soy capaz de separar el aceite y el vidrio, que llevo a los contenedores periódicamente durante la jornada. Pero acumular todos los residuos dentro del local es algo imposible. Creo que el Ayuntamiento debería estudiar cada caso en particular y adaptar la normativa a la realidad», añade este hostelero.

Algo parecido le ocurre a Rosana García en el bar La Morena, ubicado en la calle de El Sol. «Actualmente no tenemos contenedores cerca y, aún así, hacemos el esfuerzo de bajar hasta el parque de El Muelle a tirar el cartón. Sin embargo, para los residuos orgánicos utilizo una pequeña papelera porque tengo un local muy pequeño en el que ni siquiera hay cocina o almacén», asegura García, que tiene claro «que todas estas medidas lo único que hacen es ahogar a los pequeños hosteleros y obligarnos a que acabemos cerrando», lamenta.

El hecho de tener que ser los propios hosteleros los que se hagan cargo de conseguir los nuevos contenedores tampoco gusta a nadie. «Nos parece fatal esta nueva presión, pero ya que nos ponen trabas, qué menos que darnos alguna facilidad al respecto», señala una de las propietarias de la vinoteca Syrah, Estefanía Barril. «Si me obliga a separar cada residuo dentro del local me van a obligar a que tenga que quitar alguna de las neveras porque no hay más opciones viables».

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Otros temen que los recortes de espacio perjudiquen directamente al aforo de clientes. «Que piensen que los hosteleros tenemos nuestros locales medidos al milímetro y si nos obligan a llenarlo de contenedores no nos quedará más remedio que reducir el número de mesas o modificar la cocina y que el servicio pierda calidad», asegura Brais Bencsik, del Szia Szia, que ve «totalmente inviable y perjudicial» aplicar esta medida en los cien metros cuadrados que tiene su local.

Las modificaciones de la ordenanza también afectarán a los hoteles, especialmente a los de pequeño tamaño que no pertenecen a grandes cadenas hoteleras. Julio Álvarez es el gerente del hotel Don Pedro y al enterarse de la noticia no dudó en calificarla como «un despropósito ante el cual no tengo palabras y no sé muy bien si reírme por no llorar». En su hotel casi no generan residuos que haya que reciclar, «pero el espacio no deja de ser nulo y esta medida puede hacer mucho más daño a los negocios pequeños que a los grandes, que no dejan de tener más capacidad de infraestructura y de personal», añade Álvarez.

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Polémica sobre las terrazas

Otro de los cambios que ha generado más polémica y malestar entre los dueños de los bares del centro es la ampliación de la distancia entre las paredes de los edificios y las terrazas a 1,80 metros, tal como marca la normativa estatal. Esta medida entraría en vigor con el Plan de Accesibilidad del Casco Histórico, un documento que está elaborando la empresa Ilunion Tecnología y Accesibilidad.

«Volvemos a lo mismo, es una norma que no podemos aplicar porque no hay espacio suficiente en la mayoría de calles del centro de Avilés, lo que conllevaría tener que reducir el número de mesas de nuestras terrazas, con lo que ello conlleva para el negocio», lamentan en el Syrah. «Yo incluso diría que estos cambios pueden ser perjudiciales para las personas invidentes porque les cambias su mapa mental, deberían tenerlos en cuenta», alega el dueño del bar La Bellota.

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