El Palacio de Maqua comenzará a funcionar como centro empresarial y de enseñanza en otoño

En agosto, mes habitualmente inhábil para la administración, se trabajará sin descanso en el rehabilitado Palacio de Maqua. De la instalación del mobiliario y las conexiones dependerá su entrada en funcionamiento en otoño, concretamente entre finales de septiembre y principios de octubre. Esas son las previsiones del concejal de Promoción de Ciudad, Manuel Campa, que ayer participó en la primera de las visitas guiadas del ahora denominado 'Espacio Maqua' que tuvo como cicerone a José Luis Vega, responsable del servicio municipal de Promoción Empresarial del Ayuntamiento.

En realidad, la de ayer fue una visita enfocada a los profesionales del Centro de Empresas La Curtidora, a la que también se sumaron los responsables de equipar digitalmente el edificio de la calle de La Cámara. Las verdaderas jornadas de puertas abiertas tendrán lugar los días 23, 28 y 30 de julio con todas las plazas ya agotadas.

Manuel Campa manifestó que con esta obra prácticamente concluye la restauración de los edificios singulares de la ciudad y anunció la puesta en marcha de una «ruta (guiada) desde La Curtidora hasta aquí por los edificios que se han ido recuperando». Los trabajos en este edificio catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) no solo afectan a su mantenimiento y estética sino que lo habilitan para la prestación de unos servicios que «actualizan» los prestados por el centro de empresas municipal La Curtidora. «Va a haber aulas tanto para la enseñanza en español como para cualquier cosa que pueda necesitar cualquier persona de la ciudad, espacios de 'coworking' para poder trabajar por horas, por días, como se quiera, van a tener sus espacios y taquillas para guardar sus objetos personales. Y vamos a disponer de despachos individuales para también poder ejercer una labor empresarial, ya sea por algo puntual o por estancias un poco más largas», enumeró Campa sobre la polivalencia del Espacio Maqua.

En su rehabilitación también se han tenido en cuenta las necesidades del Ayuntamiento y sus trabajadores con «unas salas específicas para hacer videoconferencias, conexiones y demás, que parece que son cosas que han venido para quedarse, y de la que teníamos déficit en el Ayuntamiento, aprovechando que este edificio está a escasos cien metros».

José Luis Vega guió un recorrido en el que junto a las bondades señaló también las irregularidades del edificio, empezando por el ligero desnivel de medio metro entre fachadas que «seguramente tuviera que ver con la desecación del Parque de El Muelle que se realizó después de 1870, año en el que fue construido el palacio» y los estragos que los excrementos de las palomas causan en las molduras de madera del patio central. La circunstancia de que el palacio sea un BIC ha impedido la colocación de un cristal a modo de tejado, por lo que ahora se baraja ahuyentar estas aves con sonido de halcones.

Las cinco plantas del Espacio Maqua (planta baja, tres pisos y bajo cubierta) están organizadas en torno a este patio cuya carpintería en forma de arcos rebajados sobre pilastras está profusamente decorada con temas vegetales en antepechos y enjutas.

En su primera planta habrá una recepción, dos aulas y una sala de profesores. En la segunda está el primero de los espacios 'coworking', con capacidad para 24 puestos «antes del Covid» en tres mesas. José Luis Vega llamó la atención en esta sala sobre la luz, tenue y que ilumina uniformemente las mesas, tal como habían demandado los diseñadores, que ha costado «un pastón». Campa señaló también que las conexiones «serán distintas a las habituales, sin cables por el suelo».

La solución que han encontrado los arquitectos para la instalación de las fibras y canalizaciones, dado que este es un edificio con paredes maestras y que no contaba con baños (estaban en lo que hoy es el edificio de Aguas de Avilés), son unos discretos armarios en los laterales de entrada a cada habitación del mismo color de la pared.

La tercera planta está diseñada para el alquilar por horas y cuenta con salas de reuniones (con capacidad para ocho personas), otra sala de 'coworking' para dieciocho trabajadores y despachos, dirigido a emprendedores y empresas.

En el bajo cubierta está «la joya de la corona», como la definió el concejal de Promoción Económica. Es la planta en la que se desvelan las vigas de madera que sostienen todo el edificio y que la rehabilitación ha querido exhibir en un espacio diáfano diferenciando dos ambientes. Uno de ellos pensado para presentaciones y eventos similares, dotado con una pantalla y capacidad para treinta personas sentadas en una estructura corrida. El otro es una sala de usos múltiples con capacidad para cincuenta personas. «Ha quedado magnífico (...) con instalaciones muy tecnológicas y avanzadas, que se irán instalando a lo largo del verano, y que será un referente para los eventos tanto empresariales como sociales de la ciudad», adelantó Manuel Campa.

Las obras de rehabilitación han durado un año y han tenido un coste inicial de 715.508 euros, financiados en un 65% con el 1,5% cultural del Ministerio de Fomento. A esa cantidad hubo que sumar un modificado de obras de 70.000 euros al redescubrir antiguas estructuras que aparecieron en la redacción del proyecto de restauración inicial.

Aparte del Palacio de Maqua, son BIC el Palacio de Balsera (conservatorio Julián Orbón), el Teatro Palacio Valdés, la Capilla de Las Alas y la Iglesia Vieja de Sabugo.