Pepa Sanz revela el reencuentro de Avilés con Carreño Miranda en el XIX

Mª Josefa Sanz se expresó así en la conferencia 'Encuentros y desencuentros' que ofreció en el Centro Niemeyer dentro del programa paralelo de actividades con motivo de la exposición en la cúpula del cuadro 'Eugenia Martínez Vallejo, vestida', pintado por el artista avilesino en la Corte española del siglo XVII.

«Juan Carreño de Miranda nunca se encontró con Avilés», enunció la historiadora aludiendo al título de su charla pero matizando a continuación tan sorprendente afirmación. «Se marchó muy pronto de aquí y no nos consta ninguna noticia de su relación con Avilés» o al menos no aparece en ninguna de las actas de esos siglos que ella ha estudiado.

Avilés era una ciudad próspera en aquella época, pero para ganarse la vida como pintor había que estar en la Corte. Pasó primero por Valladolid, pero enseguida recaló en Madrid y hay que llegar hasta finales del siglo XIX para que «Avilés se reencuentre con él». En ese momento se empiezan a publicar sus primeras biografías y se le da la 'calle del medio' en Sabugo. A principios del siglo XX, por unanimidad del claustro de profesores, se pone su nombre a un instituto y, a partir de ese momento, «empezaron a surgir reconocimientos a su figura». Primero en coincidencia con el tercer centenario de su muerte y, más adelante, «fue muy importante el acceso a la familia de Carreño que tuvo el alcalde Suárez del Villar y que empezó a proporcionar noticias reveladoras».

Desde entonces, Avilés continuó reconstruyendo la relación con esculturas sobre su obra y persona y exposiciones que acercaron su figura al gran público.