«Era un pisapapeles, aquí está mejor»
Agradecimiento del Museo de Historia Urbana a siete avilesinos que han donado piezas
C. DEL RÍO
AVILÉS.
Martes, 24 de septiembre 2019, 02:40
Maite González Miranda vio desde su infancia un trozo de la colada del Horno Alto nº1 de Ensidesa en la zona de trabajo de su padre a la que no prestó nunca demasiada atención. De hecho, tras pasar a sus manos «se utilizó de pisapapeles» hasta que se preguntaron si aquel objeto grande y pesado, de quince por cinco centímetros, pintaba algo en el domicilio familiar. Se puso entonces en contacto con el Museo de Historia Urbana de Avilés que ayer le agradeció, a ella y a otros seis avilesinos, su generosa contribución con un «museo singular y de la gente, vivo y humilde», en palabras de la concejala de Cultura, Yolanda Alonso, que presidió el acto junto al director de la instalación, Manuel Ángel Hidalgo.
La donación de Maite González se recibió con apenas una semana de diferencia respecto a la de Víctor Manuel Álvarez Álvarez, viniendo a cubrir una carencia destacada. «Teníamos una pieza de la primera colada del Horno Alto nº 3 que nos había cedido ArcelorMittal, pero no teníamos del primero, algo tan significativo para la historia de Avilés», definió Hidalgo. El padre de Víctor Manuel fue de los primeros en entrar a trabajar en la antigua Ensidesa y aquel trozo de colada siempre había estado en una estantería.
Rubén Arias donó unos tubos de chimenea de cerámica mirandina que encontró en su domicilio de Galiana al hacer unas obras de rehabilitación. Se quedó con uno y entregó los otros dos convencido de que «es necesario que esté aquí porque lo que se conoce, se valora».
Mercedes García Martínez, Bernardino José Fernández-Avello García-Tuñón y Carlos Suárez no pudieron asistir, pero sí Koldo San Sebastián Fernández-Balsera, que donó una palangana de porcelana francesa del siglo XIV, una cazuela de bronce «donde se hacía dulce de ciruela y que llevaba desde el siglo XVII en la familia», un retrato de su tatarabuelo Indalecio Fernández-Balsera y un placa de agradecimiento de los trabajadores al empresario Victoriano Fernández-Balsera. «Aquí va a estar mejor que en ningún otro sitio», concluyó San Sebastián.