«Ya no tenemos unidad covid, pero todo sigue girando en torno al virus»

Apenas lleva dos meses como director del Hospital Avilés, pero acostumbrado a la gestión y a la planificación, parece que lleva toda la vida en el centro geriátrico de la calle Cabruñana que también tienen nuevo director médico, Francisco Suárez.

-¿Ya no tienen unidad de covid?

-La tuvimos en la primera ola, del 26 de marzo al 4 de mayo. Cuando desde los servicios centrales del Sespa nos volvieron a preguntar, buscamos alternativas y vimos dos cosas. En primer lugar, que no podía estar localizada en la misma ala porque eso nos obligaba a cerrar quirófanos y consultas para establecer circuitos seguros. En segundo lugar, los profesionales nos pidieron no volver a entrar por el desgaste que sufrieron. No tanto físico como psicológico.

-¿Qué han hecho entonces?

-Les pedimos que nos dejaran en segunda línea porque ofrecíamos otras prestaciones para todos esos pacientes que no están contagiados y que siguen ingresando por otras cosas. Paralelamente, vimos que nos convertimos en un sitio de referencia para el área sanitaria V por el volumen de pacientes que han derivado. Hoy tenemos 18 ingresados derivados principalmente de los servicios de Medicina Interna y Urgencias, que son los que más presión asistencial padecen en el Hospital de Cabueñes.

-Y también llegan pacientes de otras áreas para distintas operaciones.

-Somos un referente en la intervención de cataratas y de varices, con pacientes de Jarrio y Cangas del Narcea. Aunque en general nuestro servicio de cirugía es ambulatorio, prestamos apoyo en traumatología. Operamos juanetes y hacemos artroscopias también para el área IV. Operamos todo lo que nos pidan (bromea).

-¿Cabe la posibilidad de que tengan que habilitarla finalmente?

-Estamos disposición de lo que digan la consejería de Sanidad y el Servicio de Salud. Si hubiera que hacerlo, habría que repetir el modelo anterior porque no haya otra opción para garantizar la seguridad del resto de pacientes. No tenemos unidad covid, pero todo sigue girando entorno a él.

-¿Por ejemplo?

-Hemos incrementado la red wifi y comprado tabletas para que los pacientes puedan comunicarse. Y las visitas están más restringidas. Solo se permite pasar a una sola persona de la familia durante dos horas. Lo mismo ocurre con los paciente quirúrgicos, cuyos acompañantes tienen que esperar fuera durante la intervención. Por supuesto hacemos pruebas PCR antes de operar y a nuestros facultativos cuando se reincorporan de unas vacaciones. Tenemos la suerte de que los resultados nos llegan al día siguiente gracias al gran trabajo en el Hospital San Agustín. También hay protocolo para las consultas externas y cuando un paciente de repente presenta fiebre. Se adoptan todas las cautelas y prevenciones. Es todo muy estricto porque nos jugamos un brote.

-¿Llegó a haber contagios entre los profesionales en la primera ola?

-Yo todavía no estaba aquí, pero creo que hubo seis o siete.

-¿Hay suficiente plantilla?

-Sí. Pero está claro que si pudiéramos reforzarla, lo haríamos. No tenemos enfermeras, ahora nadie tiene, ni auxiliares de enfermería. Pero nos arreglamos con lo que hay gracias a la flexibilidad del personal.

-De hecho, se programaron consultas por la tarde y los sábados por la mañana para recuperar la actividad perdida.

-Los profesionales son nuestro mejor activo. En todos los sitios he trabajado bien, pero aquí no hay tanta rigidez como en otros lugares y hay categorías profesionales que te dan juego para hacer cosas.

-Tiene gran experiencia en gestión y planificación, pero la dirección de un hospital geriátrico es un reto diferente.

-Siempre me dediqué a la planificación. Primero en los servicios centrales del Sespa y en los últimos años, en la Consejería del Salud. Yo siempre he estado encima de cuestiones estratégicas, normativa, en la redacción de la Ley de Salud y en los planes sociosanitarios. Y ahora he pasado al día a día, en el que hasta el ritmo de trabajo es diferente.

-¿Cómo ve la gestión de esta segunda ola de la pandemia en Asturias? ¿Ha faltado previsión?

-La ola se comportó como tiene que comportarse una epidemia de este tipo. No creo que se pudiera prever la magnitud. Algunos dicen que no se preparó bien, pero yo creo que nos ha pillado mejor dotados y preparados en cuanto a material y planificación.

-¿Cómo ha repercutido esta situación en el resto de la actividad del hospital?

-Ahora estamos a pleno rendimiento en cirugía y en consultas. Los resultados de actividad del mes de octubre han sido los mejores del año con 129 pacientes ingresados, 372 cirugías sanitarias, 1.108 pruebas y 526 consultas. En cualquier caso, es imposible recuperar en un mes o dos todo lo que se dejó de hacer en dos y durante el verano hubo que dar vacaciones y descansos al personal.

- ¿Qué ocurre con el proyecto de hospital de día?

-Lleva muchos años encima de la mesa, de hecho yo lo conocí al poco de que se transfirieran las competencias sanitarias en 2002. Se ha ido presentando a los diferentes consejeros y nunca ha salido adelante, por lo que no sé si el proyecto es lo suficientemente atractivo. Habrá que revisarlo. A nosotros sí nos interesaba potenciar la unidad de convalecencia y, si tuviésemos mayor financiación, incluir en nuestro servicio de rehabilitación tal vez logopedia o terapia ocupacional. Y lo que sí necesitamos es más espacio. El hospital se nos ha quedado pequeño para, por ejemplo, las consultas, el gimnasio de rehabilitación podría ser un poco más grande y la farmacia se ha quedado pequeña. Nos iría muy bien un edificio anexo. Aunque ahora mismo con salir de la situación del coronavirus tenemos suficiente.