Valliniello celebra cien años de pertenencia a Avilés con dudas sobre el beneficio de la adhesión
El barrio más extenso del municipio ha ido perdiendo habitantes, centros de estudio y establecimientos comerciales y bares
La limpieza, el mantenimiento, los autobuses, las aceras, el parque infantil,... son temas que pueden salir de forma más o menos habitual en las ... conversaciones de los vecinos de Valliniello. No lo es, sin embargo, la adhesión al municipio de Avilés, una decisión soberana de los residentes de hace un siglo que entendieron que por proximidad geográfica era más interesante pertenecer a Avilés que a Gozón. Un grupo de vecinos y entidades del barrio ha querido ahora festejar este centenario con un sencillo programa de actos que comenzó el jueves con una jornada de convivencia de las Amas de Casa de la Mancomunidad de Avilés y que ayer sábado organizó una conferencia de Román Antonio Álvarez sobre esta adhesión y un concierto del tenor Emilio Menéndez.
Es una celebración a la que se ha unido una parte importante del vecindario, a pesar de que muchos consideran que no hay nada que festejar. Empezando por el presidente de la asociación de vecinos, Alberto Velasco, que aún así decidió echar una mano con los trámites oficiales al grupo de vecinos del que partió la idea del festejo.
Francisco Menéndez, que fue presidente de la asociación de vecinos durante diez años y concejal en Avilés bajo las siglas del Partido Popular y de Foro Asturias durante dos legislaturas, es uno de los más críticos con esta celebración porque, en su opinión, «no hay nada que celebrar».
«Está muy bien celebrar los cumpleaños, pero poco tenemos que agradecer al Ayuntamiento. Si los vecinos que en 1925 votaron a favor de la adhesión levantaran hoy la cabeza verían defraudada la ilusión con la que apoyaron el cambio de municipio mayoritariamente», se lamenta.
No es el único que lo piensa. Pablo Díaz es uno de los cuatro amigos de los que partió la idea de sacar unas camisetas en contra de la celebración de esta adhesión. Son de color negro y llevan impreso: «Valliniello avilesino desde 1925. 100 años de desprecio y abandono», ilustrado con la cara enfurruñada de un hombre junto a las chimeneas de Arcelor echando humo. «La idea surgió esta misma semana en una comida de chigre con tres amigos. Llevamos toda una vida quejándonos y ahora vamos a correrle la galga a unos políticos que nos están fastidiando», se queja. «Es incomprensible. Es un acto político, pero a algunos no nos engañan», añade.
Asegura sus redes sociales se llenaron de mensajes de apoyo en cuanto colgó la fotografía con la camiseta y sabe bien el porqué: «Lo que dice la camiseta es el sentimiento que nos invade a los que somos de Valliniello de siempre».
En principio, aquellos vecinos que residían hace cien años en este barrio entonces de Gozón consideraron por una que cuestión geográfica, porque el Ayuntamiento de Avilés estaba más cerca que el de Luanco, que pertenecer al primer municipio sería más beneficioso. La realidad, según los más críticos, ha resultado «un auténtico calvario». Francisco Menéndez explica esta hipérbole: «No hay que olvidar que los terrenos donde se implantó Ensidesa eran de Valliniello, también los de Endasa (Alcoa). Y Enfersa tiene gran parte de sus instalaciones en Valliniello. La aportación de Valliniello a Avilés es infinitamente superior a lo invertido por el Ayuntamiento aquí».
Y abunda en el argumento: «Solo hay que calcular los impuestos que generaron esos terrenos y también los del Puerto. Sin embargo, Valliniello es el único barrio, junto con San Cristóbal, que no tiene no digo ya un polideportivo sino unas instalaciones deportivas decentes hasta ahora. El cementerio es el gran olvidado y urbanísticamente no se puede construir porque está condenado desde la época de la contaminación. Una condena más de las muchas. No tiene cajero y tampoco tiendas. Claro, somos pocos vecinos y aportamos pocos votos». «Ya no hablamos de polideportivo, que ahora se va a construir en La Carriona y nos alegramos por ellos, aquí no tenemos ni boina para cubrir las pistas», añade Pablo Díaz.
En definitiva, creen que «es en realidad el Ayuntamiento de Avilés quien tiene que celebrar esta fecha porque recaudó mucho dinero y fuimos el último barrio en recibir el agua del saneamiento. Además, después de mucho rogar se hicieron las aceras que comunican con Avilés, el último tramo, desde La Palmera, es un riesgo. Y ahora, que está la Escuela de Arte, es cuando se plantean los accesos», repasa Menéndez.
Efectivamente, Valliniello aporta casi un tercio de los 26 kilómetros cuadrados que tiene Avilés, pero precisamente su gran extensión parece ser su condena. Su demarcación se inicia desde el Parque Empresarial del Principado de Asturias (PEPA) hasta poco medio kilómetro más allá del Bar Chistoso. Terrenos en los que se asientan numerosas empresas así como algunos almacenes municipales.
A pie de calle, la opinión es algo más benevolente, aunque no exenta de crítica. Manuel Fernández Fernández nació en Valliniello, en El Cueto, aunque en 1970 se mudó Avilés. Hasta hace poco mantuvo la casa y la finca familiar y hoy en día sigue yendo a limpiar las tumbas de sus familiares en el cementerio. A él tampoco le cabe ninguna duda de que «es el pueblo más abandonado de Avilés» porque «no hay caminos ni nada» y lo peor es que se mantiene así desde que él nació. «Yo vi nacer toda la fábrica», en alusión a Ensidesa, «y aquí llegó a haber cuarenta bares», sintomáticos de la vida y el movimiento que había por la zona, ilustra para dar idea del conocimiento del lugar.
Girol, por ejemplo, de nombre Manuel Álvarez, también es un 'emigrado' tras vivir muchos años en Valliniello. Hoy todavía sigue yendo al único bar que queda. «El barrio está bien, aunque es verdad que desde que hubo expropiaciones vive menos gente. Yo no sé si es beneficioso o no que nos adhiriéramos a Avilés. No sé si ni siquiera lo sabrían responder mis padres», reflexiona.
Al otro lado de la barra, Ana María García, propietaria del Chistoso, celebra que se conmemore el centenario con algún acto, pero constata que «hay mucha división», en su opinión «vinculada a la política». En cualquier caso, considera que es una fecha reseñable y tampoco niega que Valliniello «está bastante abandonado». «Dejaron morir el centro de formación profesional y el colegio Fernández Carbayeda, que aún no está tan deteriorado porque hasta hace poco vivió allí un conserje. Pero seguimos peleando para que limpien los caminos, hay mal acceso, mala iluminación... Aunque tampoco creo que si perteneciéramos a Gozón estaríamos mucho mejor», señala.
Francisco Hidalgo Vázquez, vive en Tabiella, a pocos metros de un campo de fútbol que, señala, es de lo poco que lleva vida al barrio. Esa es su principal queja: «Limpio está, pero faltan actividades y fiestas. Ya no se celebra San Pedro y tampoco se organiza ningún otro tipo de evento. Lo único que puedes hacer es ir del bar a casa y de casa al bar», señala precisamente mientras se dirige hacia el Chistoso.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión