Alberto Ámez se refugia entre sus verdes
El artista gijonés inaugura en el Museo de Bellas Artes de Asturias una muestra que es «una invitación al misterio y a la ensoñación»
Pocas veces se presenta una oportunidad tan nítida para entrar en un mundo onírico, misterioso y sugerente a través de una exposición, pero la muestra ... que Alberto Ámez acaba de inaugurar en el Museo de Bellas Artes de Asturias tiene todo eso y mucho más. Presenta un universo pintado de verde que esconde bajo densas pinceladas todo un mar de referencias a la historia del arte –qué acierto mostrar 'El mono de oro' junto a un grabado de Goya–, a los paisajes del norte –de su norte– y a Arcadia, esa ciudad utópica e inalcanzable que toma aquí múltiples formas que más allá del matiz bucólico se convierten en «un lugar al cual huir, en una especie de refugio o cobijo necesario ante las dificultades de los tiempos que estamos pasando», desvelaba el comisario de la muestra, Juan Llano, en la presentación de la misma. Es «el lugar para el pensamiento», son los claros del bosque de los que hablaba María Zambrano, paraísos que se presentan «como lugar al que llegar y meditar sobre ti mismo».
Publicidad
Los saberes filosóficos, mitológicos y estéticos se despliegan sin pudor en esta suerte de neblina de color esmeralda, en esta «invitación al misterio y a la ensoñación», describía Gabino Busto, conservador del museo; con la pintura «como refugio cultural» y el objeto-cuadro «como talismán para reinterpretar los fenómenos culturales» que suceden entre el pasado y el presente.
El autor compone este corpus de simbolismo y narrativa con 52 óleos sobre lienzo y tabla, 48 de ellos recién salidos de su estudio, todos pertenecientes a su etapa de creación más reciente. «Decidí abrazar la pintura sin complejos» para lanzarse a una creación «figurativa, narrativa y costumbrista», confiesa. «Mi pintura es una alegoría de nuestra vida», y estos cuadros son escenas «que mezclan ficción y realidad, vigilia y sueño», siluetas mitológicas y figuras alegóricas que aparecen de manera etérea, casi fantasmal, y que permanecerán en las salas del museo hasta el próximo 1 de marzo.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión