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Un visitante observa el cuadro de José de Rosales.
El Bellas Artes se erige en un «pequeño Prado»

El Bellas Artes se erige en un «pequeño Prado»

La junta de gobierno aprobó las bases de la convocatoria del sustituto de Alfonso Palacio, que abre nuevas vías de colaboración con el museo madrileño

M. F. Antuña

Gijón

Sábado, 22 de febrero 2025, 01:00

Decía Gabino Busto, conservador de Arte Antiguo y quien está al frente del Bellas Artes en el periodo de transición mientras llega el nuevo director, que el museo asturiano se ha convertido «en un pequeño Prado». Y no le falta razón a sabiendas de que 59 obras de la gran pinacoteca española se hallan en depósito en Oviedo, cuatro de las cuales fueron presentadas ayer tras incorporarse por derecho propio a la exposición permanente.

Para su puesta de largo sobre las paredes de las salas dedicadas a la pintura del siglo XIX del Palacio de Velarde, hubo una presencia destacada, la de Alfonso Palacio, director adjunto de Conservación e Investigación del Prado, que se estrenaba en ese cargo en su antiguo hogar. No ocultaba la alegría y lo extraño de la situación al verse presentando el fruto de una intensa colaboración con el museo en el que ahora trabaja que –anunció– se incrementará en el futuro no solo en nuevos depósitos sino también en otras formas de colaboración, como es el caso del programa educativo, en el que ya se trabaja de forma conjunta. Abrió también la posibilidad de que exposiciones del Prado puedan viajar tras verse en Madrid a Oviedo.

Hay voluntad de colaborar y en el futuro lo hará Alfonso Palacio mano a mano con quien sea elegido como director del museo asturiano en la convocatoria pública cuyas bases fueron aprobadas ayer por la junta de gobierno del museo. No habrá grandes cambios respecto a la convocatoria que doce años atrás le eligió a él. El perfil es el mismo. No hay –así lo indicó el director general de Cultura, Pablo León Gasalla– de momento una estimación temporal de lo que puede prolongarse el proceso. Sí se sabe que en breve el BOPA publicará esas bases.

Pero toda la poética de la pintura se eleva por encima de lo pragmático. Y en este caso lo que importan son las cuatro obras, dos de ellas de pintores inéditos en el museo asturiano, con lo que eso significa. Muy querida y esperada era la presencia de Rosales en la colección y ya lo está con un «pequeño cuadro» que es «grande en importancia» en palabras de Gabino Busto, puesto que cuenta ya el museo con obra de los grandes pintores españoles del XIX, el citado Rosales y Fortuny, de quien se adquirió un cuadro el pasado año. Retrata con maestría 'La celda prioral del monasterio del Escorial'.

Una delicia es también la obra de Lucas Velázquez, 'Majas en el balcón', reflejo del pintoresquismo andaluz y de conceptos románticos. Una belleza es el retrato de una niña de Antonio María Esquivel, que se une en la misma sala a una obra de la colección Pérez Simón que se halla en depósito en Oviedo. Lucen ambas, cual hermanas, los mismos zapatos rojos.

Completa el depósito una magnífica obra del asturiano Dionisio Fierros. Es la de mayor formato de las cuatro y pese a que conduce a Galicia, la escena bien podría ser asturiana. Sucede además que esta pieza eleva a en torno una veintena las que atesora el museo aturiano del gran pintor. 'La fuente, cuadro de costumbres en las cercanías de Santiago de Galicia' tiene en la misma pared, pero en lado opuesto, 'La salida de misa, en una aldea en las cercanías de Santiago de Galicia', ofreciendo en la cercanía una panorámica fundamental de lo que es la producción del autor de Ballota.

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