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El patronato de Laboral Centro de Arte y Creación Industrial ha decidido cesar esta mañana al que hasta ahora ha sido su director, Pablo DeSoto ... , tras discutir en una reunión extraordinaria una moción de confianza que finalmente se ha resuelto en contra del artista gijonés. Ocurría tras analizar un informe de la Inspección General de Servicios del Principado, que sembraba importantes dudas sobre su gestión. El documento recoge irregularidades presupuestarias varias, en las contrataciones y en los pagos–algunos sin justificar–, que han puesto en solfa los principios de «profesionalidad, integridad, objetividad, competencia, responsabilidad, buena fe y lealtad institucional, observando un comportamiento ético de sus funciones», a los que se debe el director y gerente del centro de arte. Además, si bien deja fuera de duda su capacidad y entrega para llevar la dirección artística del equipamiento, sí cuestiona su labor como gerente, acusándole de desatender sus funciones y de priorizar los resultados a los preceptivos trámites administrativos que garantizan su limpieza.
En el documento, colgado en el Portal de Transparencia del Principado, aparecen reflejados entre los gastos entregados a la inspección por la secretaria de dirección –con motivo de una inspección presencial en las oficinas del centro de arte el pasado mes de junio– un cobro de la aerolínea Luthansa por importe de 50 euros a nombre de la pareja del director, A. M. C., a quien también se le atribuye otro gasto de 15,65 euros. Respecto al primero, DeSoto declaró entonces no recordar «qué pudo pasar para que ese gasto fuera pagado con la tarjeta de la Fundación de La Laboral». Cabe señalar que fue personal del centro el que alertó mediante correos electrónicos de pagos de gastos en los que estaban afectados «la pareja y otra amistad del director». En este sentido, consta también una factura a nombre de A. G. R. que no resultó imputable a ningún expediente ni actuación de la fundación. DeSoto se comprometió a «revisar si hay contrato con él en el que se debieran cubrir sus gastos» y a presentarlo a inspección.
El nombre de su compañera no tarda en volver a salir a relucir en el informe. El director de Laboral Centro de Arte presentó un proyecto europeo denominado 'Utipia is not an island', en el que figura como 'curator' A. M. C., y del que de haber sido finalmente escogido ésta habría recibido un total de 28.000 euros (2.400 euros al mes durante 12 meses). Hecho, por cierto, advertido por los trabajadores de la fundación y conocido por los patronos. DeSoto defendió que él presentó la propuesta «de autoría intelectual y redacción de su compañera, porque era un proyecto con el que el centro de arte iba a recibir 500.000 euros y luego ella iba a ser comisaria, pero al final si hubieran ganado y hubiese tenido que renunciar, lo hubiera hecho».
Hay otro asunto espinoso. Respecto al seguimiento de las subvenciones y ayudas públicas y privadas que recibe el centro, la Jefa del Área de Servicios Generales advierte de la falta de seguimiento de los proyectos, con la consiguiente aparición de dificultades imprevistas en la justificación de los mismos, que el propio director «soluciona sin ajustarse al procedimiento legal». En este sentido, el personal aportó nuevamente correos acreditando que de DeSoto ordenaba pedir a proveedores que modificasen facturas para ajustarse a la justificación de presupuestos. Por ejemplo: «Entonces, pedirle a N. P. que rehaga su factura y nos envíe subiendo 40 euros para que el total sea 25.009 euros» (del 16 de noviembre de 2023) o «Rehacer la factura y buscar la justificación de los 950 euros» (del 20 de marzo de 2024).
Según la Jefa del Área de Servicios Generales, que es quien formula la mayor parte de las acusaciones a DeSoto, el hasta ahora director «antepone el resultado al trámite de contratación, lo cual ha supuesto que se produzca un requerimiento por parte de la Sindicatura de Cuentas. A su juicio, tampoco realiza de forma continuada «una supervisión de los procedimientos de contratación, ni de los pliegos, ni de toda la materia de contratación en general, salvo los contratos de comisariado o los relativos a los contratos que él ordena directamente, con la consiguiente preocupación por parte de la plantilla de estar asumiendo responsabilidades que no les corresponden en la toma de decisiones».
El documento amplía que el también gerente tenía su firma digital –que es su máximo órgano de gestión y de contratación– en el ordenador de su secretaria, utilizándola ésta en su lugar. Él defendió que, antes de firmar nada, la trabajadora le preguntaba si podía hacerlo.
La jefa del Área de Servicios Generales incide, sin embargo, en que DeSoto «no parece percibir la importancia que tiene para su trabajo el conocimeinto a fondo de la normativa que debe regir las fundaciones del sector público asturiano, ni los procedimientos de incorporación de personal, ni parece interiorizar la importancia de su participación en procesos complejos» relativos a la gestión.
Son solo parte de los argumentos por los que el informe insiste en sus conclusiones en que los altos cargos «deben cumplir con la legalidad presupuestaria, velando porque los recursos públicos se utilicen con austeridad y racionalización del gasto» y «rechazar cualquier regalo, donación remuneratoria, favor o servicio en condiciones ventajosas para sí o para terceros, que se les pueda ofrecer por razón de su cargo». Los mismos que le llevaron a recomendar al patronato que valorase la procedencia del mantenimiento de la confianza depositada en DeSoto.
En la misma reunión extraordinaria en la que el patronato de Laboral Centro de Arte –presidido por la consejera de Cultura– decidía «por unanimidad» la destitución de su director, se acordaba iniciar el proceso de apertura de una convocatoria pública internacional para la búsqueda de una nueva Dirección-Gerencia para el equipamiento. Asimismo y mientras dure el vacío de poder, se pactó otorgar poderes al director general de Patrimonio Cultural y vicepresidente del patronato, Pablo León. Los patronos quisieron poner en valor a través de un comunicado la implicación de sus trabajadores, residentes y artistas colaboradores, «confiando en abrir una nueva etapa que mantenga la excelencia en su misión como espacio expositivo y de producción pionero en España en la intersección del Arte, la Ciencia y la Tecnología». Han pasado menos de tres años de los cinco prorrogables para los que Pablo DeSoto asumía la dirección y gestión del centro en marzo de 2022. En aquel momento, para variar, la infraestructura pasaba por un periodo convulso desde que se decidiese no renovar los contratos de Karin Ohlenschläger y Lucía García como directora de actividades y como gerente, respectivamente, para aunar en un único puesto las riendas del equipamiento gijonés. Parece que no funcionó.
DeSoto, con un trayectoria multidisciplinar y veinte años de experiencia a las espaldas, comenzaba su labor con los deberes claros: «Que los asturianos conozcan más Laboral». Y eso nadie puede negarlo: lo consiguió. Cerró 2024 acercándose a los 75.000 visitantes. El año anterior habían sido 50.000 las personas que se acercaron a Laboral yen 2022, la mitad.
El personal alerta mediante correos del pago de gastos a nombre de la pareja y otra amistad del director. Uno, de 50 euros a Luthansa pagado con la tarjeta de la fundación y a nombre de su compañera, al igual que otro de 15,65 euros.
Se aportan mails en los que el director pide que se rehagan facturas para incrementar su importe y poder ajustarlas a la justificación presupuestaria.
Presentó una propuesta por la que su pareja –autora, redactora y futura comisaria de la misma– recibiría 2.400 euros mensuales durante un año. DeSoto mantiene que de resultar elegida habría renunciado.
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