El Bellas Artes se mira y también se escucha
El museo inauguró 'El sonido del arte', una propuesta de Saco y Xabier Erkizia que permite oír algunas de las obras expuestas
«Lo bonito de esta propuesta es ver la cantidad de capas que conforman una obra», confesaba ayer, en el Museo de Bellas Artes, el ... artista sonoro Xabier Erkizia. Él, de la mano de la Semana del Audiovisual Contemporáneo de Oviedo, inauguró la propuesta 'El sonido del arte', que permite oír –a través de códigos QR– cuatro pinturas, una escultura y hasta un florero oriental. «Leer entre líneas de las imágenes nos cuesta mucho y de los sonidos, más todavía», reflexionaba, deseando que su proyecto sirva a los visitantes para descubrir que hay cosas «más allá» de las que saltan a la vista.
La primera de las piezas que él intervino es un jarrón, que le llamó poderosamente la atención porque tiene «motivos de aves, que pueden hacer referencia a cierto exotismo». Y, pensando precisamente en esa cualidad, eligió para ese objeto una serie de grabaciones realizadas a un pájaro, campeón de España de silvestrismo (el arte del adiestramiento del canto de aves).
Sus silbidos comparten protagonismo en esta iniciativa con los susurros que acompañan la 'Figura sentada', de Faustino Goico-Aguirre. Esta escultura que permanece en un «equilibrio extraño» tiene como aliado un sonido que refleja «la ambigüedad» de la obra.
Esa serenidad inquieta contrasta con el bullicio terrorífico que eligió para 'Todo el año es carnaval', de Orlando Pelayo. Esta pintura le recordó a Erkizia que «los carnavales todavía guardan una forma de sonar y de escuchar antigua». Rememoró entonces los cencerros como un instrumento «etnográfico, que también tiene algo de política» e introdujo grabaciones de drones militares para imaginarse «cómo suena el cielo de una ciudad sitiada».
Al lado de esta obra, se encuentra 'Laminación', de Alejandro Mieres, una pieza de la que le gustó «la tensión entre lo suave y lo pesado porque hace referencia a la memoria industrial». Para adaptarse a su significado, el artista sonoro generó «una serie de patrones de sonidos sintéticos», con los que hizo «una especie de tapiz», que se convierte en «la intervención más literal de las seis», apunta. «Es como si fuera una música escondida detrás de la fábrica».
Y del paisaje fabril al agreste, en 'Campo de campos', de Pablo Palazuelo. Esta es una obra «impresionante», que mira hacia el paisaje «de una manera más analítica». A Erkizia le conquistó porque «tiene una fuerza geométrica muy potente» y pensó en emular el ruido de los tractores, que irá «desapareciendo, pero que ha marcado la época moderna. Tiene algo de crónica del siglo XX».
La última obra con la que trabajó fue 'Marina', de Luis Fernández, de la que le interesó «la disección del paisaje» porque «con muy poca información, el cerebro completa los patrones». Para acompañarla, Erkizia captó «sonidos tanto de la arena como del agua, así como emisiones de radio naturales», explicaba. «Lo curioso de esto es que tanto el sonido del espacio como el de las algas y los granos de arena son muy similares entre ellos».
Su propuesta es como meter la cabeza en el centro de la tierra y el director del Bellas Artes, Alfonso Palacio, celebraba estas investigaciones que permiten «releer, reinterpretar y repensar la colección permanente» de la pinacoteca. A su vez, el director de Saco, Pablo de María, recordaba que siempre «hay algo más allá de la pintura» y prometía que es «un honor para la Semana del Audiovisual celebrar sus diez años con Erkizia, que es un artista que se arriesga» y que oye lo que para el resto son solo silencios.
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