Fito en Gijón: «Tendría que pagar yo por estar aquí»

Fito Cabrales vive uno de sus momentos más dulces y tras el exitoso tour de su último disco 'Cada vez cadáver' (2021), coronado en el estadio San Mamés ante 47.000 seguidores tras meter a 5.000 fieles en el Palacio de Deportes de Gijón el pasado mes de abril, sigue la onda favorable del público en la gira por teatros y auditorios iniciada el pasado otoño. Ayer llegaba con ella al Teatro de la Laboral con todo el papel vendido para sus dos conciertos gijoneses –esta noche repetirá sesión– y es la muestra más evidente del fervor que despiertan el músico de Zabala y su banda. A sus habituales Fitipaldis Carlos Raya (guitarras), Javier Alzola (saxos), 'Boli' Climent (bajo) y 'Coki' Giménez (baterías) ha sumado en la formación a Jorge Arribas y Diego Galanz, de Fetén Fetén. Con toda la potencia de este supercombo de talentos sonó ayer el bilbaíno en su cita asturiana.

Como auténticos cañonazos irían disparando Fito y los suyos los temas elegidos para su parada en Gijón. Abrieron con 'Me acordé de ti', con el septeto ya a pleno rendimiento. Un corte de 'Antes de que cuente diez' para empalmar con 'Fantasma', del último disco. Y se confirmaba la nueva sonoridad de la banda con la base eléctrica enriquecida por el violín y acordeón de los Fetén: puro brillo en una sala de teatro.

Con un inspirado solo de guitarra introduciría Fito su viejo rythm&blues 'Cuando me arrastre el viento', a su lado Climent al contrabajo. «Sois una bendición» gritó el de Zalama antes de lanzar un celebrada andanada de hits: una preciosista 'Sobra la luz', el reciente y ya clásico 'A morir cantando', auténtico duelo blusero de Fito y Raya o una singular 'A la luna se le ve el ombligo', con el guitarrista de Fitipaldis luciéndose con el laud y Galanz marcándose un brutal Ara Malikian.Sería una más de las muchas sorpresas de la singular propuesta electroacústica de Cabrales en esta gira. Quedaba bastante munición para estallar. Jóvenes o curtidas canciones como 'Como pollo sin cabeza', el novísimo single 'Si me ves así', 'Catorce vidas son dos gatos', 'Ojos de serpiente', casi cajún...

Que se lo estaban pasando bien lo confesó el propio Fito: «¡Tendría que pagar yo!», le dijo al respetable, que tuvo que apoquinar entre 50 y 80 euros por asiento. En plena juerga antes de un balcánico 'Funeral' y de que sonaran 'Cada vez cadáver', 'Cielo hermético' y 'Me equivocaría otra vez', canción con la que dio paso a la tradicional presentación de la banda. El concierto se cerró con 'La casa por el tejado', ya de fiesta, pero aún faltaban cuatro bises.

Tras la ovación y los gritos para que volviese, Fito lo hizo, con su 'Entre la espada y la pared' cargado en la recámara, para tirar después –nada más y nada menos– que de 'Soldadito Marinero', tras la que acabó envuelto en una bandera de Asturias. Tras un nuevo amago de huida y los «¡Fito!, ¡Fito!» de rigor, llegarían otros dos imprescindibles: 'Por la boca muere el pez' y una nueva vuelta por 'Antes de que cuente diez', con la que cerraría el concierto por todo lo alto. Gritos, aplausos... Un gran Fito para el que no hay cuarteles de invierno.

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