Borrar
Fachada del Pazo de Meirás. EP
Un menú para celebrar la devolución del Pazo de Meirás

Un menú para celebrar la devolución del Pazo de Meirás

Gastrohistorias ·

Tres recetas de Emilia Pardo Bazán para confeccionar una comida al estilo de las que la escritora ofrecía en esta residencia, que ella misma diseñó y que los Franco deberán devolver al Estado

Ana Vega Pérez de Arlucea

Sábado, 5 de septiembre 2020, 00:14

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Campanas al vuelo. Alegría. Eso es lo que sentí este pasado miércoles día 2 cuando supe que el Juzgado de Primera Instancia número 1 de A Coruña ha decidido que el Pazo de Meirás es propiedad del Estado. Sin duda nos esperan seguras apelaciones por parte de los herederos de Franco, recursos y más recursos, pero por ahora ya hay una sentencia que dice que esta finca de Sada debe volver a manos públicas para, en teoría, ser un poco de todos. Suya y mía, así que va siendo hora de que dejemos de hablar del «pazo del dictador» y más de las Torres de Meirás, nombre con el que Emilia Pardo Bazán bautizó originalmente esta residencia y que ella misma quien mandó construir.

De hecho el edificio ni siquiera debería llamarse pazo, ya que arquitectónicamente no corresponde al tipo tradicional de las casas solariegas gallegas. Las torres de doña Emilia se construyeron entre 1894 y 1907 con un peculiar estilo neomedieval precisamente porque su dueña no quería que fueran como las demás casonas rurales de la zona. Edificado en el solar de la vieja propiedad familiar conocida como la Granja de Meirás, este palacete fue proyectado por la mismísima novelista coruñesa y por su madre. Así lo contó Jesús Ángel Sánchez-García, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Santiago de Compostela, en un interesantísimo artículo en el que aparece como cita textual que «se puso la primera piedra de esta casa el día 23 de julio de 1894, cuyo plano interior hizo la Excma. Sra. Condesa Viuda, lo exterior Dª Emilia Pardo Bazán su hija y el plano de la Capilla lo hizo Balsa de la Vega».

Las Torres de Meirás fueron la verdadera «habitación propia» de Pardo Bazán, un sueño hecho realidad con el dinero que ganaba gracias a la literatura y donde a partir de 1907 pasó largas temporadas disfrutando del campo y escribiendo. Lo hacía en su despacho personal de la torre de levante o de la Quimera, en cuya fachada están grabados los títulos de varias obras suyas ('Insolación', 'Bucólica' y 'San Francisco de Asís') además de su lema: «contra viento y marea».

Mientras se resuelve el proceso judicial podemos ir imaginando qué hacer con las Torres en caso de que acaben siendo definitivamente propiedad pública y, por ahora, brindar a la salud de su creadora. Llegará un día en que el famoso pazo vuelva a oler a las recetas familiares de doña Emilia, ésas que ella cariñosamente recogió en su libro 'La cocina española antigua' (1913) y que nos dejan vislumbrar cómo se comía en la mesa de la condesa escritora. De menú tenemos empanada, guiso de carne y mantecados.

Sardinas según Pilar, mayordoma de las Torres de Meirás

'La cocina española antigua', Emilia Pardo Bazán, 1913

«Se limpian, descabezan, desespinan y enroscan las sardinas, y se pica cebolla y tomate, que se fríe en aceite guisando luego el picado con las sardinas enroscadas, añadiendo la sazón. Es un guiso sabroso y sirve para relleno de empanadilla y empanada».

Guiso de costillar de ternera a las Torres de Meirás

«La carne para el guiso ha de ser de costilla y partida en trozos como huevos de gallina regulares.

En la sartén, y en aceite o grasa de cer­do, se doran los pedazos de carne y se quitan, para dorar en el mismo aceite, las patatas partidas en cachos. Dorada ya la carne se pone a cocer a fuego no muy vivo, con caldo y el aceite o manteca en que se hizo la fritura, y que se aumentará lo necesario. Hay que dejar que cueza bastante el guiso, porque el se­creto de los guisados y de los estofados es siempre estar muy muelles y muy pene­trados de la salsa. Debe cocer casi dos horas.

Cuando ya está blando y la salsa ha re­ducido se añaden zanahorias en ruedas gordas, una miaja de ajo, sal, pimienta, cebollas partidas en dos, una hoja de lau­rel y una rama de tomillo. Si se quiere, se le pueden añadir guisantes frescos, trocitos de pimiento y uno o dos tomates en pedazos. Si se ve que está algo seco, se aumenta caldo para que no se pegue y se le deja arrancar un hervor, después de lo cual se pone a fuego manso, hasta que se vea que la salsa merma otra vez y que patatas y zanahorias están muy tiernas.

Entonces se puede apartar del fuego, o para servirlo o para volver a calentarlo a la hora de servir. Lo mismo que el estofado estos guisados ganan recalentándolos y el guisado para la cena puede hacerse a la hora de la comida».

Célebres mantecados de las Torres de Meirás

«Todas las recetas de mantecados que traen los libros piden, para confeccionarlos, mucho tiempo; pero esta es la receta rápida y una que se ha hecho no­toria y tiene fanáticos admiradores.

Se pesa un huevo, otro tanto de azúcar, la misma cantidad de manteca y otro tan­to de harina. Se echan en una tartera la manteca y el azúcar, y se baten con la mano. Cuando la manteca va blanquean­do se le añade el huevo, y, si son varios para mayores cantidades, se agregan uno a uno. Incorporado ya el huevo se pone la harina poco a poco, no sin cernirla antes y, sin trabajar mucho la masa, se echa ya en los cajetines de papel que se deben tener preparados de antemano, y que no han de llenarse del todo, porque en el hor­no la pasta crece.

Si se prefiere se puede llenar un molde grande, pero es más agradable en moldes chicos, y es el tipo clásico.

El horno debe estar caliente sin exage­ración. Al sacar del horno la golosina, se espol­vorea con azúcar molido. Nunca está mejor que servida al salir del horno».

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios