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¿Ven el gran caracol a la derecha de estas letras que en la tarde de ayer estuvo de pasacalles por Gijón? Pues su estampa y su devenir dio alegrías a niños y mayores, pero antes aportó más de un dolor de cabeza a los organizadores de la Feria Internacional de Artes Escénicas para Familias (Feten) que hoy arranca oficialmente pero que ya rueda por calles y salas. Ese caracol obligó a pocos días de su llegada a Gijón a aumentar los efectivos de seguridad contratados, porque debía dormir en la calle y debía estar bajo control. Hoy volverá a itinerar feliz.
Ese es un problema menor entre los muchos a resolver durante una semana en la que la feria recibe a 80 compañías y se ponen en marcha más de doscientas funciones en 28 espacios, la mayor parte de ellos no convencionales, es decir, no teatrales, sino convertidos en escenarios para albergar en ocasiones montajes de pequeño o medio formato o instalaciones. Eso sucede en prácticamente todos los escenarios del Centro de Cultura Antiguo Instituto, que teatraliza su patio y otras salas, o en la Escuela de Comercio. Eso sucede en las calles y plazas. Y eso implica a un sinfín de personas que funcionan para que la obra arranque en punto, para que el sonido sea perfecto, para que la escenografía esté en su sitio, para que el público adquiera sus entradas y ocupe su localidad.
12 30 y 16.30 horas. Colegiata de San Juan Bautista, L'Horta Teatre, con 'Toca, toca'.
16 30 a 19.30 horas. Escuela de Comercio, hall de la primera planta, Factoría Norte presenta en colaboración con El Encuentro 'Dormiyosos'.
16 30 a 19.30 horas. Escuela de Comercio, hall de la segunda planta, Taun Taun Teatroa, con 'Tinglaua, instalación teatral de objetos'.
16 45 horas. Antiguo Instituto, salón de actos, Panduro Producciones, con 'La isla del tesoro'.
17 horas Paseo de Begoña, quiosco de música, Curolles, con 'Tot bé'.
17 horas Paseo de Begoña, Ángeles de Trapo con 'Mi gran caracol', pasacalles itinerante.
18 horas Teatro Jovellanos, inauguración oficial con Faltan7, que pone en escena 'SinSolo'.
19 15 horas. Paseo de Begoña, La Zigurat Circus Band, con 'Monsieur Florian (Zapato grande ande o no ande)'.
23 horas Patio del Centro de Cultura Antiguo Instituto, Zig Zag Danza, con 'Postales rotas'.
Instalaciones y juegos de calle De 16.30 a 19.30 horas, en la plaza del Instituto, Mumusic Circus, con 'El circo de los sentidos'. Estará hasta el martes. En el mismo horario, en el paseo de Begoña (al lado de Fernández Vallín), Jugueroix, con 'Festa Fusta'.
Es Feten un circo de múltiples pistas que para que en una semana funcione requiere mucho trabajo previo. Imagínese quien lee lo que significa encajar a las ochenta compañías seleccionadas en cada uno de los espacios, con sus condicionantes técnicos, sus aforos y su público en concreto. «La gente de otros festivales alucina», dice Idoia Ruiz de Lara, directora de programas del departamento de Innovación Cultural, que relata cómo en realidad la composición del puzle comienza ya con la selección de las compañías, que se hace precisamente para que se puedan ubicar sobre tantos espacios, esos 28 sitios para el teatro. «La selección se hace por criterios artísticos, pero también pensando en todos esos lugares y los diferentes formatos», confirma.
Es, pues, la selección un trabajo fundamental en el Departamento de Innovación que lidera la organización de la feria, que es mucho y que implica a su propio personal, al del Centro de Cultura Antiguo Instituto, la Escuela de Comercio, el Teatro Jovellanos, el Teatro de la Laboral, los centros municipales y el personal externo contratado para trabajar durante la semana de autos. «Contratamos al equipo técnico, que tiene que ser externo porque nosotros no somos un teatro, y hace una labor impecable», introduce Ruiz de Lara, que deja que Verónica Rodríguez, la jefa del departamento, continúe el listado: «Comunicación y redes sociales, personal de sala, la venta de entradas, la vigilancia en la calle, el punto de atención, el fotógrafo».
Todo eso es personal extra y la suma se aproxima al centenar de profesionales que hasta se antoja una cifra pequeña si se tiene en cuenta que son ochocientos los asistentes entre programadores, distribuidores, representantes de compañías o ponentes. Solo los participantes en el encuentro de artes escénicas que se celebra en el marco de Feten requieren que se gestionen los viajes, puesto que el resto se encargan ellos mismos de arribar a Gijón, pero sí ha de gestionar la organización el alojamiento de los 300 de esos ochocientos que vienen como invitados de la feria.
Pero es que hay más. Las ochenta compañías suman unos 500 artistas desplazados a la ciudad durante estos días para presentar sus creaciones. Trabajan por muy poco dinero. Reciben un pequeño caché que les permite cubrir gastos y poco más. Pero para las compañías poder estar en Gijón es un sinónimo de que este año seguramente haya trabajo, de ahí el esfuerzo por dejarse ver aquí y la alegría que supone saberse entre las seleccionadas. «El hecho de estar en este catálogo para ellas ya es un sello», dice Ruiz de Lara mientras sostiene la publicación, y Rodríguez remata: «Si están aquí saben que el espectáculo se va a mover». Porque ese catálogo es, en ocasiones incluso sin estar, libro de cabecera para los programadores. De ahí su empeño en dejarse ver en Feten y hacerlo bien. Porque el elemento diferencial es que aquí los programadores tienen oportunidad de ver esos ochenta espectáculos en vivo y directo y en ocasiones con los niños presentes. «Para ellos es fundamental ver los espectáculos en directo, es la manera de saber si funcionan», anota Ruiz de Lara.
El cara a cara con el público lo es todo. Y tiene sus riesgos, con los que lidian las propias compañías y también la organización. El público que el año pasado abarrotó las salas de Feten no se enteró, pero hubo una compañía que tuvo que improvisar por completo una escenografía. Se había perdido por un error de la compañía en el envío y como el espectáculo debe continuar siempre hubo que buscar aquí y allá diferentes elementos para levantar el telón.
Son tantos los fuegos que hay que apagar en los días que están por venir... «El objetivo es que los programadores queden satisfechos y que las compañías queden contentas, y cuando eso pasa empiezas a respirar», dice Ruiz de Lara. Hay estrés, hay nervios, porque por mucho que la feria esté muy rodada, por mucho que casi 35 años la avalen, esta es la edición número 34, los problemas mutan y hay que adaptarse a ellos y buscarles solución instantánea. «Cada compañía es diferente y pide unas cosas diferentes y nosotros tenemos que atenderlas a todas», resumen.
Hay nervios y hay disfrute, porque es satisfactorio ver al público feliz y ver cómo las piezas van encajando. Como sucede por ejemplo con el asunto de las entradas, ya no para el público, que habrá de adquirirlas con mayor o menor premura, sino para los programadores, que aspiran a ver el mayor número de espectáculos y reclaman asistir aquí y allí. Pero no todos caben, hay que buscar los huecos, coordinar las horas, hacer encaje de bolillos para contentarles. Todo ese es un trabajo invisible pero necesario para que los espectáculos se puedan disfrutar. «Aburrir no nos aburrimos», bromea Verónica Rodríguez, mientras Idoia Ruiz de Lara ratifica que «no podemos ir tranquilos».
Esa calma llega al final, cuando han pasado mil cosas que el público no ve para las que han encontrado solución, cuando niñas y niños ríen y aplauden y cuando el telón se baje el viernes próximo con la entrega de los premios Feten. Ahora toca vivirlo, sufrirlo y gozarlo, esto último sobre todo el público, que tiene ante sí el auténtico lujo de ser banco de pruebas de las artes escénicas, que testa lo nuevo y lo mejor. Porque si bien no todos los espectáculos son estrenos, de facto son ocho las premier, en realidad todos vienen con propuestas poco vistas y es aquí donde adquieren carta de naturaleza, donde se hacen grandes ante un público que también ha ido creciendo con la feria. «Es muy curioso porque ahora vienen ya muchos padres con sus hijos que venían a Feten cuando eran pequeños». Esa educación que la feria lleva casi treinta años proporcionando es impagable.
Un total de 86 espectáculos elegidos entre 850 que querían estar aquí, 200 funciones que se extienden del Antiguo Instituto al Jovellanos pasando por los centros municipales, la Laboral, las calles inundan en algo menos de una semana la ciudad en una feria que es única y singular y que además de muestrario es también espacio de pensamiento. Hay una programación paralela como el Encuentro Internacional 'Caminos creativos en las artes escénicas para familias', que traerá a Gijón a profesionales del Reino Unido, Chile o Bélgica, o las presentaciones de asociaciones profesionales. Un feliz rompecabezas que arma las testas de los niños de cultura con letras mayúsculas.
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