Lejos de las autopistas
Kiko Miyares. Bea Villamarín acoge 'Carreteras secundarias', una exposición que mezcla realidad y ficción a través de esculturas talladas en madera
En las 'Carreteras secundarias' que se hacen eternas y que agitan la cabeza hasta ponerla a dar vueltas, encuentra Kiko Miyares (Llanes, 1977) la inspiración. ... Este artista expone en Bea Villamarín una colección de esculturas talladas en madera que son «diferentes a lo que se ve habitualmente». Y eso es así porque este creador busca «las propiedades de la madera para que se sustente la imagen» a la que él quiere dar forma, potenciando «la verticalidad, el crecimiento natural del árbol».
A pesar de esa veracidad, sus figuras no responden a cánones reales, sino que muchas veces son víctimas de «deformaciones ópticas», que dan lugar a «cabezas alargadas» y, sobre todo, a vehículos que se precipitan al vacío. «Estas piezas representan coches que caen hacia abajo y lo que sustenta a los automóviles son los haces de luz de los faros, que es una imagen muy de cómic», explica. «Utilizo los faros como peana y así mantengo el coche suspendido en el aire sin que esté anclado en la pared».
De esa manera, tienen más magia estas tallas que se fijan «en los sitios donde no miras habitualmente». Miyares cree que, saliendo de la zona de confort, pueden aparecer cosas nuevas porque «si vas siempre por los mismos caminos, se te agotan las ideas». Hace falta entonces explorar territorios frescos como esas carreteras secundarias que son un juego «que habla de los espacios menos transitados y menos controlados». Se refiere a «los caminos donde te pierdes, donde te encuentras más sorpresas que en las zonas donde hay más movimiento».
Y las carreteras secundarias están en las antípodas justamente de los 'no lugares' que en esta exposición no tienen cabida. Con ese concepto, el artista se refiere a aquellos sitios que son idénticos en todas partes como los aeropuertos, en los que no distingues el lugar del mundo en el que estás.
Todas las piezas de esta exposición tienen además un punto de fantasía, aunque «el único requisito de Miyares» cuando se pone manos a la obra es «mantener la figuración y echar mano de imágenes reconocibles». Lo hace así porque es un firme defensor de un arte que pueda «llegar a todo el mundo» y que no requiera de «unos conocimientos especiales ni que te exija que hagas un acto de fe».
Partiendo de esa premisa, el llanisco trata la figuración «de muchas maneras». «A veces cojo una representación y la altero de una manera más estricta y, en otras ocasiones, la utilizo como un dibujo de cómic que se adapta a mis necesidades» y que atrapa a todos los caminantes de la calle San Antonio, que se pegan al escaparate de la galería para disfrutar de sus carreteras de película.
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