Dostoievski

Fulgencio Argüelles

Viernes, 29 de octubre 2021, 17:14

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Dice Stefan Zweig que Dostoievski se hermana con todos los misterios del ser por los avatares de su vida y por el rumbo que le ... marcó el destino. La vida de Fiódor Mijáilovich Dostoyevski no es modélica o ejemplar, no es la vida de un burgués. Es una vida trágica y contradictoria, una vida dramática que incluye cárceles y destierros, dependencias alienantes, enfermedades crónicas y penurias económicas prácticamente durante toda su vida. Compañero siempre del dolor, el sufrimiento, las deudas y la muerte su biografía parece una tragedia de Shakespeare. El dramaturgo Virgil Tanase (Rumanía 1945) Ha pretendido (y a mi modo de ver con éxito) contarnos esa vida trágica como si de un relato lineal y fantástico se tratara. Su biografía de uno de los autores más grandes de la historia de la literatura, plagada de precisiones, referencias y detalles, se lee con interés y con asombro. La obra de Tanase es un estudio minucioso de cada uno de los acontecimientos que señalaron la vida y condicionaron la obra del autor de Los hermanos Karamazov. Se apoya Tanase, para sostener la solidez y el equilibrio de su relato, además de en sus propias investigaciones, en las memorias de Anna Grigórievna, viuda de Dostoievski, en los escritos del filósofo Nikolái Strájov (amigo de Tolstói, Turguénev y Dostoievski), en la abundante correspondencia conservada y en los textos de 'Diario de un escritor', escritos de 1846 a 1881 y en los que se expresan tanto opiniones políticas o religiosas como aspectos diversos del ser humano o detalles autobiográficos. Virgil Tanase nos muestra un Dostoievski egoísta y desprendido, vulgar y sensible, pecador y arrepentido, atrevido y tímido, de carácter infame, un ser contradictorio y ruin, vanidoso y genial, curtido por la desgracia a la vez que infantil. El genio es una enfermedad, decía Fernando Pessoa, pero una enfermedad grande y gloriosa. A menudo los seres geniales, a la vez que nacen competentes para las creaciones extraordinarias se muestran ineptos e incluso vulgares en muchos aspectos de la vida. La relación de Dostoievski con el dinero ocupa un parte importante de su biografía. Las notables pérdidas por su adicción al juego, las innumerables deudas que lo obligaban a huir de los acreedores para no ser encarcelado y la constante reclamación de anticipos a los hambrientos editores lo obligaban a escribir demasiadas veces con precipitación y sin la calidad que exigía su portentoso talento. Sin duda el matrimonio con la joven que se ocupaba de transcribir sus escritos, Anna Grigórievna, mucho más joven que él sujetó en parte sus desvaríos económicos y equilibró su vida. También sus ataques epilépticos, que sufrió toda su vida, y las curas y los tratamientos exigidos condicionaron sus viajes y su economía. Una biografía apasionante sobre el más incomparable escritor de lo gigantesco, el gran cirujano del alma sensible y enferma y (como asegura Zweig) el psicólogo de los psicólogos.